«Un gran océano de sabiduría, conciencia ética y creatividad»:
Mensaje en aceptación del doctorado honoris causa por la UAH

Por Daisaku Ikeda
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 2 · Dic. 2020


Lectura del mensaje de Daisaku Ikeda en aceptación del doctorado honoris causa por la UAH el 25 de enero de 2018 en el Paraninfo | Foto: Seikyo

Magnífico señor rector, Dr. Don Fernando Galván,
honorable claustro de la Universidad de Alcalá,
distinguido señor embajador de Japón, Don Masashi Mizukami,
distinguidos invitados y amigos,

Embargado de gratitud, como se acepta el máximo de los honores, hoy recibo el título de doctor honoris causa que me confiere la insigne Universidad de Alcalá, brillante templo del saber español y tesoro de la humanidad.

Quisiera dedicar esta distinción al padre de la educación Soka creadora de valores, Tsunesaburo Makiguchi, quien confrontó al gobierno militar del Japón en la segunda guerra mundial y murió en la cárcel en defensa de sus ideales. Asimismo, comparto mi alborozo con los queridos amigos de la Soka Gakkai Internacional de España y de los 192 países y territorios de la SGI, que hoy, herederos de la integridad de Makiguchi, mantienen vivo su legado de paz y humanismo.

Una gota de agua adquiere vida perpetua cuando se suma a las aguas de un gran río. Y cada joven –único e irreemplazable– es capaz de generar una fuerza sorprendente y de crear valores perdurables cuando se integra a la inmensa corriente del saber universal. ¿Dónde existe ese cauce inagotable del intelecto y del acervo espiritual? En el vibrante espacio de las universidades.

Estas irrigan y nutren el suelo del pueblo, y así contribuyen a la felicidad de sus habitantes; en esta tarea sostenida, revelan su nobleza, se engrandecen y se vuelven eternas.

Desde hace más de cinco siglos, la Universidad de Alcalá ha cumplido esta magnífica labor, acogiendo y nutriendo a un sinfín de extraordinarios valores humanos.

A mediados del siglo XIX, la Universidad se vio obligada a trasladar sus aulas. Y quienes se unieron para recuperar la ciudad universitaria fueron los habitantes de Alcalá de Henares. En un hecho que adorna la historia de la educación, la Unesco reconoció este egregio campus y el casco histórico de la ciudad declarándolos Patrimonio de la Humanidad.

La Universidad de Alcalá promueve una activa red con instituciones hermanas del mundo, donde se forman excelentes ciudadanos globales. Es una admirada predecesora y una fuente de valiosa inspiración y esperanza para nuestra Universidad Soka, que fundé con el deseo de que sus egresados pudieran servir y brindar bienestar a todos aquellos que no habían tenido el privilegio de recibir educación superior, y que, hoy, se dispone a cumplir su quincuagésimo aniversario marchando junto a la ciudadanía de la localidad de Hachioji.

Creo y afirmo que la humanidad podrá sortear los escollos más infranqueables y construir una nueva civilización universal de paz y de convivencia cuando las universidades del mundo sumen sus contribuciones y formen un gran océano de sabiduría, conciencia ética y creatividad. Este es el credo que me ha llevado, al igual que vosotros, a impulsar el intercambio académico con otras instituciones del orbe.

Me permito citar aquí una definición magistral acuñada por Lope de Vega, el gran dramaturgo del Siglo de Oro español y egresado de la Universidad de Alcalá: «La amistad es el alma de las almas». Con el afán de corresponder a la Universidad de Alcalá, que hoy me extiende su «alma» fraterna, reafirmo aquí mi determinación de continuar trabajando sin reservas, para que la gran corriente de la educación humanística siga fluyendo cada vez con más exuberancia y vitalidad en bien de nuestro mundo.

Finalizo mis palabras haciendo votos por la creciente prosperidad de la Universidad de Alcalá y expresando mis deseos de salud y éxitos a los presentes.

¡Muchas gracias!

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