La complejidad del coexistir: La interacción y el diálogo como pilares fundamentales para la creación de neoculturas

Por Laura Formenti1
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 7


RESUMEN: Este artículo se fundamenta en el enfoque sistémico de la educación, la investigación y la intervención social. Su marco epistemológico es la teoría de la complejidad. A nivel métodológico, se inspira en las “prácticas filosóficas”, un conjunto de medidas orientadas hacia al desarrollo humano, tanto individual como colectivo, y en los métodos narrativos, simbólicos, sensoriales y dialógicos para explorar las posibilidades de transformación generadas por el contacto cultural. A ese respecto, muestra un ejemplo de investigación en un territorio del norte de Italia en el que participaron jóvenes nacidos allí junto con “recién llegados” (newcomers), es decir, demandantes de asilo y refugiados. El proyecto mostró como “el encuentro con el otro” y el nacimiento de relaciones informales auténticas usando los “paseos sensobiográficos” puede apoyar la recíproca comprensión dialógica de las diferencias.

PALABRAS CLAVE: Complejidad, prácticas filosóficas, diálogo, transformación, método sensobiográfico.


ABSTRACT: This paper is rooted in the systemic perspective on education, research and social intervention. Its epistemological framework is the theory of complexity. At the methodological level, it is inspired by “philosophical practices”, an ensemble of narrative, symbolic, sensorial, and dialogical methods to explore the transformative possibilities that are born from cultural contact. In this regard, we present an example of research in a territory of Northern Italy involving locally born young adults together with newcomers, namely asylum seekers and refugees living in the same space. The project revealed how “meeting the other” and the emergence of informal authentic relationships through the “senso-biographic walks” can sustain the reciprocal dialogic understanding of differences.

KEYWORDS: Complexity, philosophical practices, dialogue, transformation, sensobiographic method.


1. El enfoque sistémico de la educación, la investigación y la intervención social

¿Quién soy para ti? ¿Quién eres para mí? ¿Para qué estamos aquí?

Estas tres preguntas representan el núcleo de toda relación significativa y, por tanto, también de las relaciones entre profesor y alumno, entre investigador y participante, entre profesionales de la asistencia y usuarios de servicios. El contexto de estas reflexiones es la educación y el aprendizaje de adultos en situaciones formales, informales y no formales, en las que la visión sistémica permite entrelazar el nivel micro (el aprendizaje individual), el nivel meso (los cambios organizativos y del sistema próximo) y el nivel macro (las transformaciones del sistema más amplio, la comunidad, la sociedad). Desde un punto de vista sistémico, lo que llamamos “identidad” es una constelación dialógica y narrativa constantemente construida, confirmada, revisada y enriquecida por el encuentro con el otro, que explícita o implícitamente nos pregunta y nos dice quiénes somos para él. No “quién eres” en general, en abstracto, sino “quién eres para mí, aquí, ahora”, y por tanto lo que podemos o no podemos hacer juntos en este contexto que ambos contribuimos a definir. Según la sistémica, el lenguaje es coordinación de acciones (Maturana, 1990), una forma de construir el mundo, que no está ahí fuera, sino en el espacio entre las personas, entre los conversantes. Entre la identidad (mutua) y la acción (conjunta) hay un puente, que es el encuentro. No se razona lo suficiente sobre la cualidad y las características constitutivas del encuentro, sobre cómo se produce el contacto con el otro, a menudo fugaz e irrelevante, o cargado de tensiones y expectativas, pero a veces generador, nutritivo, transformador. En una familia, el encuentro auténtico es la base de “nuestra familia”, que no puede darse por descontado y que, de hecho, se alimenta constantemente en la puesta en escena de guiones, rituales, mitos (Formenti, 2012). En un equipo de educadores sociales, es el prerrequisito para poder trabajar juntos y ser eficaces, incluso haciéndose cargo de los inevitables conflictos. En la investigación cualitativa, narrativa e interpretativa, cuidar el encuentro auténtico es lo que marca la diferencia entre “recoger datos” (un modo depredador muy extendido entre los investigadores) y “co-construir conocimiento” (un modo dialógico, que reconoce al otro como compañero de investigación).

¿Quién soy para ti? ¿Quién eres para mí? ¿Para qué estamos aquí?

Necesitamos estas tres preguntas en primer lugar como mamíferos, es decir, como seres relacionales, interdependientes de la manada, el grupo o la familia. Entender si el otro es amigo o enemigo. Decidir si queremos escuchar, ayudar o atacar. Predecir lo que va a pasar, anticipar el futuro. Sin el colectivo, morimos. La narrativa dominante centrada en el mito del individuo que está solo es falsa y genera patología (Benasayag, 1998). Como seres sociales, las tres preguntas nos enseñan a diario cuál es nuestro papel en el mundo, en la sociedad, y nos indican qué contribución podemos hacer en nuestros lugares de vida. Son preguntas concretas que nos educan, aunque sea inconscientemente, a través de interacciones y no de discursos. De hecho, a menudo existe una relativa incoherencia entre lo actuado y lo hablado, cuando se trata de identidades dialógicas.

Cada uno de nosotros construye su constelación identitaria biográficamente, es decir, a través del relato de los acontecimientos que nos han orientado o traído hasta el aquí y ahora (Horsdal, 2012). El enfoque sistémico-relacional no es esencialista: no hay necesidad de cosificar una biografía; de hecho, parece más coherente con las teorías sistémicas considerarla un trabajo en curso, cada vez regenerado y potencialmente reformulado. El ejercicio personal, repetido a lo largo del tiempo, de contarse a sí mismo es una práctica dialógica (no sé quién soy hasta que se lo he preguntado a alguien) y filosófica (mis categorías interpretativas, mi sentido de la vida, mi visión del mundo se desarrolla junto con la narración). Toda identidad, toda biografía, es también una expresión cultural: cómo nos contamos a nosotros mismos, cómo nos posicionamos ante el otro y el mundo, revela marcos de sentido que hemos construido en nuestros sistemas de pertenencia, aprendiendo un lenguaje hecho de palabras, gestos, objetos que nos han conformado. No podemos ver si no es desde una determinada perspectiva.

El enfoque sistémico ha conformado mi perspectiva. Eso sí, he cambiado a la primera persona del singular, como hago siempre que quiero que quede claro para el lector que siempre se promulga una perspectiva de sentido: hay un cuerpo, una mente, una historia humana que tiene un nombre y una identidad personal, cultural y social. Si esta conversación tuviera lugar en presencia –y no a través de un texto– podría iniciarse una conversación en la que las tres preguntas podrían utilizarse de forma muy concreta para entenderse. Como no podemos hacerlo concretamente, realizamos esta tarea virtualmente. Escribir es un acto político: escribir en primera persona, en el contexto académico, significa desafiar la premisa de que el conocimiento puede ser neutral, abstracto, descontextualizado (Formenti, 2017; Formenti & West, 2018).

Ser mujer, académica e italiana dice cómo pertenezco a mundos y lenguas. Formar parte de mi familia como hija, esposa y madre dice cómo me he construido a mí misma y sigo haciéndolo en mi vida cotidiana. Los encuentros afortunados y los dolorosos, las decisiones tomadas y las abandonadas, los incidentes a lo largo del camino me han hecho única, y esto es cierto para todos nosotros, por lo que es un hecho universal que nos une. Sin embargo, encontrar la singularidad del otro y comprenderla es un reto, ya que utilizamos nuestras propias lentes para dar sentido a cómo el otro se presenta ante nuestros ojos. La empatía no ayuda: otro gran mito – ¿o hipocresía? – de una época en la que escuchar se pisotea a cada minuto. Parece más útil la comprensión inteligente (Formenti, 2017), que no se basa en la mera “resonancia con el otro”, presagio de autoengaño y mistificación, sino que plantea las tres preguntas constantemente, sin conformarse con respuestas fáciles.

Y así redescubrimos la imaginación dialógica de Michael Bakhtin (Bakhtin, Holquist & Emerson, 1981), un gran y largamente olvidado maestro de la interpretación textual. Ya en los años cuarenta, escribiendo sobre la novela, introdujo el concepto de heteroglosia, es decir, la característica principal y la capacidad del lenguaje para reflejar una variedad de formas de experimentar el mundo, que convergen en perspectivas o formas de conceptualización específicas, cada una con sus propios objetos y significados, pero sobre todo “valores”. Esta palabra nos remite a Bateson (1972) y a su lectura de los valores no como moralistas, sino antropológicos, como identificación de patrones culturales. En la comunicación humana, en cada acto comunicativo, se expresa una cultura relativamente estabilizada (sin cosificarla) y así se pueden detectar perspectivas de sentido, expectativas, valoraciones y posicionamientos. Cada palabra remite al contexto en el que se pronuncia y no puede interpretarse en abstracto, sino que ha de remontarse a las intenciones de los interlocutores y sus mundos, que, sin embargo, permanecen opacos (los primeros) e inexplorados (los segundos) hasta que ellos mismos se convierten en tema de conversación. “Quién eres” se convierte entonces en “¿Qué ves? ¿Cuál es tu mirada? ¿Y dónde/cómo la aprendiste?” (Formenti & West, 2018).

En las conversaciones humanas, la Gestión Coordinada del Significado (Cronen, 2017) no es un fin en sí mismo, sino que tiene la función de crear el futuro, es decir, hacer realidad las esperanzas de los interlocutores y posibilitar, a través de los distintos niveles de la comunicación (contenidos, actos lingüísticos, episodios interactivos, relaciones significativas, biografías y culturas), nuevas transformaciones.

La teorización de la complejidad y la cibernética de segundo orden han llamado la atención sobre el “sistema observador” (Von Foerster, en Elkaïm, 2005): no basta con observar la interacción, es necesario comprender cómo cada uno de nosotros contribuye a dar sentido a lo que ocurre con nuestra propia mirada y posicionamiento en relación con el otro y el contexto. Observar ya es interactuar, producir efectos en el mundo. La epistemología operativa (Fabbri & Munari, 2005) añade a esta toma de conciencia una indicación de método, partiendo del supuesto de que en todo sistema de conocimiento se pondrán en práctica estrategias cognitivas, pero en un sentido amplio y holístico de lo cognitivo, que incluye el cuerpo, las emociones, los valores y las acciones. Estas estrategias de conocimiento en la edad adulta encuentran un lugar de concienciación, desarrollo y transformación en los talleres de epistemología operativa, donde la construcción de una mente colectiva genera nuevos encuentros, nuevos pensamientos y posibilidades. Se trata entonces de poner en marcha dispositivos y contextos de aprendizaje que revelen nuestra forma de pensar, las epistemologías en funcionamiento (como hizo Piaget con los niños, pero aquí hablamos de adultos) y la generatividad del desplazamiento, la metáfora, los lenguajes estéticos: imágenes, objetos, espacios, cuerpos en interacción.

Complejidad es también aceptar la incertidumbre como un don de la contemporaneidad que va de la mano de la elección y la responsabilidad (Morin, 2000). Saber que no sabemos, reconocer que toda perspectiva de conocimiento tiene límites, dejar de dar por sentado lo que parece normal y natural, pero que en realidad es construido, nos hace tartamudear y tropezar, nos hace vulnerables, pero al mismo tiempo nos abre a lo nuevo, al otro y a la alteridad, incluida la que está dentro de nosotros, como fuentes no solo de información inesperada, sino de una forma de observar, de vivir y de dar valor que puede parecernos ajena y tal vez ponernos en dificultades, pero que es reveladora de lo que somos y de lo que podríamos ser.

2. Las prácticas filosóficas

Si quieres ver, aprende a actuar – Siempre actúa para aumentar las posibilidades (imperativo estético y ético, Von Foerster)

La epistemología sistémica hunde sus raíces en el pragmatismo estadounidense y, por tanto, se centra en la experiencia como derivada de acciones e interacciones. Von Foerster nos lo recuerda al vincular la acción con el ver y, en un sentido más amplio, con el percibir: el mundo no se nos presenta tal y como es, sino tal y como lo interrogamos. Además, existe un principio ético que nos insta a actuar con vistas al futuro, como ya se ha mencionado. En este sentido, el enfoque sistémico ha encontrado (en mi experiencia) una declinación muy generativa en el encuentro con las prácticas filosóficas (Mirabelli & Prandin, 2015) y con un grupo de colegas con los que trabajo desde hace casi veinte años en un centro cultural y cooperativa social sin fines de lucro llamado Philo, Escuela de Prácticas Filosóficas, en Milán. En todas las épocas históricas y en diferentes latitudes, hombres y mujeres adultos han aprendido y enseñado el ‘oficio de vivir’, creando y recomponiendo tradiciones espirituales milenarias, reflexiones filosóficas, ejercicios cotidianos y saberes prácticos, teóricos, relacionales y políticos, con el propósito principal de sostener el florecimiento de lo humano y dar sentido a la vida.

Pertenecen a este amplio conjunto de prácticas (y subrayo este término sugiriendo concreción, incorporación, repetición y disciplina): las filosofías antiguas (Hadot, 1987) y la filosofía como forma de vida (Màdera & Tarca, 2003); las pedagogías del cuerpo (Gamelli, 2016; Formenti & Luraschi, 2017; Luraschi, 2021), la escritura (auto)biográfica (Jedlowski, 2000; Gamelli & Mirabelli, 2019); el psicoanálisis y la psicología profunda (Màdera, 2012); el análisis del contexto (Formenti & Prandin, 2015). Las prácticas filosóficas también incluyen los lenguajes estéticos y artísticos, la meditación y la investigación espiritual, tanto religiosa como secular (Formenti, 2019). Philo rechaza la ortodoxia y las apelaciones a una verdad única, a favor de una curiosa apertura a las exploraciones y la fertilización cruzada de diferentes tradiciones, conocimientos y prácticas codificadas, con el objetivo de crear una comunidad abierta y solidaria basada en la autorrealización como cuidado de uno mismo, del otro y del mundo.

Vivir en un espacio dialógico, experimentando con distintos lenguajes y saberes, se convierte para los usuarios del centro cultural (unos cientos cada mes) en un taller al aire libre de autoconstrucción e investigación existencial. En una sociedad en la que prevalecen el individualismo, el consumismo y el funcionalismo, disponer de lugares como Philo significa poder participar en cursos de formación que no se centran en el rendimiento o la acumulación de habilidades, sino en aprender a vivir juntos respetando la naturaleza compleja de los sistemas humanos. Desde un punto de vista sistémico, es un espacio donde se ejercitan y transforman los tres niveles de funcionamiento de los sistemas: micro, meso y macro.

3. La interacción y el diálogo como pilares fundamentales para la creación de neoculturas

¿Qué sucede cuando diferentes personas viven en el mismo espacio? ¿Cómo funciona la diferencia entre los seres humanos?

El contacto cultural, como ya escribió Gregory Bateson en 1935 (Bateson, 1972, pp. 61-72), es una oportunidad extraordinaria para explorar las diferencias entre distintos grupos humanos y generar aprendizaje. No puede ser un acontecimiento neutro, porque dos comunidades con culturas diferentes que entran en contacto se ven profundamente perturbadas –por ejemplo, por razón de sexo, edad, clase social, clanes diferentes, facciones, etc.–. Conviene aclarar que para Bateson el “contacto cultural” es el que se produce entre grupos diferentes o entre individuos, cuando encuentran diferencias entre ellos, o cuando se encuentran conviviendo en un estado de equilibrio temporal. Lo que caracteriza esta relación particular es la inestabilidad que lleva a forzar cambios en una o ambas partes de la relación. En este marco, la educación puede leerse como un contacto cultural, en el que una parte (los adultos) intenta adoctrinar o moldear a otra (los niños) para que se ajuste a la cultura dominante.

Bateson indica los posibles resultados del contacto cultural:

a) La fusión completa de los dos grupos;
b) La eliminación de uno o de ambos;
c) La persistencia de ambos en equilibrio dinámico dentro de una comunidad mayor (cismogénesis).

Partiendo de esta idea, resulta interesante estudiar cómo evolucionan las relaciones entre individuos/grupos que –viviendo e interactuando en un mismo espacio físico– presentan diferencias en sus comportamientos, representaciones y valores, con el fin de comprender el proceso de contacto, diferenciación y constitución de nuevas comunidades –o neoculturas–, es decir, grupos humanos en los que es posible convivir reconociendo las diferencias y la irreductible alteridad del otro (hipótesis c de Bateson). Este tipo de investigación puede interesar a cualquier sistema social –una familia, un servicio, un barrio de una ciudad, un grupo de trabajo– que se enfrente al reto del contacto cultural. Daré un ejemplo tomado de una investigación con jóvenes refugiados y nativos, en la que el uso de un método de investigación dialógica permitió observar en el devenir los procesos de reconocimiento y construcción del yo, del otro y del “nosotros” que los contiene a ambos.

3.1. Sujetos inesperados: un proyecto de investigación reflexivo cooperativo

¿Cómo construimos significado al hacer algo inesperado juntos?

“La percepción es un proceso relacional que construye y mantiene la unión de los sujetos que perciben. Así pues, la percepción se considera la tecnología central de lo social” (Järviluoma & Murray, 2023, p. 11). El paseo sensobiográfico es un método de investigación desarrollado por Helmi Järviluoma en el que participan dos o más personas con diferencias significativas (por ejemplo, por edad, género, origen, profesión…); a su vez, un participante acompaña al otro y al investigador a un lugar significativo y relata sus experiencias sensoriales relacionadas con la vivencia de ese espacio en el pasado y en el presente. Según Pink (2015), este tipo de método –que combina las dimensiones etnográfica y narrativa, además de implicar activamente al investigador– ofrece una forma extraordinaria de comprender la experiencia humana.

El paseo sensobiográfico realiza:

  • Un diálogo triádico (Formenti & Luraschi, 2023) encarnado entre el narrador que guía el camino, el otro que escucha y hace preguntas espontáneas, y el investigador que facilita la conversación y hace preguntas más centradas;
  • Un movimiento que crea el paisaje, ya no visto como un telón de fondo neutro para las vidas humanas, ni como un espacio concedido desde arriba, sino como un lugar que se pone en uso según los deseos y necesidades de quienes lo habitan, es decir, un bien común – “una relación social inestable y maleable entre un grupo y su entorno” (Venäläinen, 2023, p. 125) –;
  • Una confrontación explícita entre experiencias cotidianas, recuerdos y perspectivas diferentes;
  • Una política de diferencias, puntos en común e interconexiones entre los actores implicados, que ponen en práctica estrategias comunicativas para hacer frente a la emergencia del contacto cultural (las tres preguntas planteadas al principio: ¿Quién soy para ti? ¿Quién eres para mí? ¿Para qué estamos aquí?).

Junto con Silvia Luraschi (2020, 2022, 2023), decidimos experimentar este método con seis jóvenes refugiados y solicitantes de asilo que viven en una zona del norte de Italia (la ciudad de Lecco y los pueblos de su provincia), reuniéndolos con seis jóvenes compañeros nacidos en esa zona (figura 1). Nos pareció que el lenguaje corporal podía facilitar el intercambio y la posibilidad de contar sus historias de nuevas maneras; de hecho, a menudo se invita a los solicitantes de protección internacional a hablar de su país de origen o de su viaje pero aquí se hacía de una forma diferente.

Figura 1. Paseo sensobiográfico. Silvia Luraschi (centro) con una joven italiana y un newcomer (recién llegado)

En Formenti & Luraschi (2022) relatamos los paseos de dos parejas de personas “diferentes”: Asad y Matteo; Chiara y Samakè. Nuestra intención era hacer hincapié en las construcciones discursivas de “aquí, ahora, este paisaje” y “allí, casa, de donde vengo”: estas construcciones también hablan de las posibilidades de tender puentes entre las tres personas implicadas en la conversación. Al tratarse de una conversación relativamente libre –y no de una entrevista–, el discurso se acerca mucho a lo que puede ocurrir en la vida cotidiana. Salvo que esto no podría suceder en la vida cotidiana, porque estas tres personas no se encontrarían si no fuera por la investigación.

Asad, 37 años, nacido en Pakistán, vive en el norte de Italia desde 2014. Antes vivía en Islamabad con su esposa y dos hijos; era representante farmacéutico, pero fue perseguido por motivos religiosos. Aquí, todavía estaba desempleado y buscaba trabajo como ayudante de cocina. Espera que su familia pueda venir pronto a Lecco. Matteo de 20 años es originario de la región; vive en Sirtori (2824 habitantes) con sus padres y una hermana, es bibliotecario y recientemente decidió ingresar en la universidad, en el área de psicología, por la cual siente una profunda pasión. Cuando, en el paseo guiado por Matthew, se percibe el aroma del jazmín, Asad recuerda a los otros dos que esta flor es originaria de su tierra; esto genera preguntas sobre el té de jazmín y la pronunciación correcta en inglés (énfasis en las diferencias). Entonces Matthew dice: “Bienvenidos a mi tierra. Aquí podemos ver…”. Asad completa la frase: “Islamabad”. Silvia y Matteo se sorprenden, pero Asad insiste: “El paisaje es el mismo… Buscad Islamabad en Google y lo veréis”. Silvia comenta: “Vamos, deberías decirle a la gente que Brianza se parece a Islamabad. ¿Te sientes como en casa?”. “Sí” (énfasis en lo común y la pertenencia).

Samakè, de 27 años, llegó a Italia en 2014 procedente de Mali, de donde huyó para evitar el reclutamiento forzoso en el ejército tras la muerte de su padre durante la guerra civil. Nacido en un pequeño pueblo de agricultores, no tiene estudios, pero aprendió inglés y francés en los meses que duró su huida; vive con un amigo y trabaja como mozo de almacén en un supermercado. Chiara, de 22 años, nació en Merate, un pueblo de Brianza, y estudia filosofía en Milán; es miembro de una asociación cultural creada por un grupo de jóvenes y muy activa en la zona; sin embargo, como todos los demás nativos, nunca había conversado con recién llegados.

En su primer paseo, guiados por Chiara, encuentran un arbusto de zarzamora. Samakè ya conoce y aprecia esta fruta por ser jardinero; esto le ha dado un buen conocimiento de Brianza (sentido de comunidad, pertenencia), pero dice que nunca ha visitado ninguna otra parte de Italia.

—¿Te gustaría? —pregunta Silvia.

Samakè no parece entusiasmado con esta posibilidad.

—Si salgo de aquí, volveré a Brianza porque aquí conozco a mucha gente. Si me voy a otro sitio, allí me convertiré en una persona nueva para los demás. Eso no me gusta.

—No te gusta ser forastero, ¿verdad?

—Así es, no me gusta.

Figura 2. Samakè y Chiara: segundo paseo sensobiográfico

En el segundo paseo (figura 2), le toca a Samakè llevar a Chiara y Silvia a su lugar favorito, en las montañas de Lecco.

—La primera vez que vine, tenía miedo de los italianos. Cuando vi a un blanco salí corriendo y no sabía por qué….

A Chiara le llama la atención esta información, hace preguntas, quiere entender. Pero el objetivo de Samakè parece ser otro: compartir la experiencia de un lugar de paz, donde se pueden olvidar los miedos.

Figura 3. El lugar del corazón de Samakè: un manantial en medio del bosque

—Mi amiga y yo llegamos al bosque y no había nadie […]. Aquí hay agua buena. Es agua de manantial y es muy buena. Pruébala […].

El lugar, en efecto, es encantador (figura 3) y crea un contraste con las terribles pruebas que tuvo que superar este joven.

Chiara retoma la conversación sobre el tema de la relación con los lugareños:

—Sin embargo, ahora hablas con italianos.

—Sí. Me gusta hablar con todo el mundo.

Silvia pregunta:

—Bueno, entonces, ¿qué ha cambiado?

—Es la gente la que me ha cambiado.

Samakè está representando (declarando) aquí una compleja construcción narrativa que mantiene unida la relación con el paisaje (el agua dulce, el bosque, la soledad) y con la gente (del miedo a la confianza), incluidas las dos mujeres que tiene delante, a las que puede contar sin miedo un pasado aparentemente superado.

4. Conclusiones

El enfoque sistémico del contacto cultural sitúa las relaciones en el centro. Entre las muchas formas de investigar los encuentros entre personas diferentes –o grupos diferentes–, este método me parece especialmente interesante, porque genera relaciones imprevistas y abre posibilidades (el imperativo ético de von Foerster), no solo para construir conocimientos más cercanos a la realidad de la experiencia de las personas en carne y hueso, sino para tender puentes. Cada uno de los doce paseos realizados para este estudio fue generativo. Por ejemplo, Matteo le pidió a Asad su número de teléfono para un nuevo encuentro, esta vez sin el investigador. Chiara escribió a Silvia dos veces, compartiendo sus emociones y reflexiones. Se activó en ella una nueva conciencia de las interacciones que tiene con “el otro” y sus efectos.

—Conocí a un chico africano (como Samakè) y le saludé, pero le dio vergüenza contestarme. […] Me gustaría conocer su historia, porque cada historia es única.

Silvia sigue en contacto con varios participantes en la investigación, vía WhatsApp. Asad envía fotografías y vídeos del paisaje de Islamabad y del lago de Lecco. Samakè envía breves relatos de su nueva vida, en un país donde aún no conoce a nadie. Los jóvenes nativos organizaron un encuentro para reunirse unos meses después de los paseos, incluida la investigadora.

Estos indicios de relaciones en evolución ponen de relieve un rasgo quizá universal del contacto cultural: si se respeta la diversidad, pero se busca lo común, si se alimenta la curiosidad por el otro y su historia, si la relación con el espacio, con la naturaleza, con el contexto, se convierte en objeto de conversaciones y experiencias compartidas, entonces cabe esperar que se cree una neocultura, un mosaico de diferencias que marquen la diferencia, que creen lo nuevo, lo posible, el futuro. Y entonces la distancia entre investigación, intervención y educación se desvanece.

Aún queda mucho por entender y hacer en materia de migraciones; es urgente, porque vivimos en la sociedad de las migraciones múltiples y la superdiversidad. Aprender a convivir entre diferentes, sin perder las ventajas evolutivas de la biodiversidad, es el nuevo reto. En un bonito diálogo crítico y comparativo entre la situación italiana y la irlandesa (dos países de fuerte emigración hasta no hace mucho), Silvia Luraschi y Fergal Finnegan (2022) muestran muy claramente cómo los investigadores aportan su propia historia personal, sus perspectivas, sus valores y sus esperanzas al contexto de la investigación. El conocimiento de la historia pasada ayuda a ver los fenómenos en términos genealógicos y evolutivos, pero es necesario un pensamiento constructivo sobre el futuro.


[1] Laura Formenti es profesora titular de Pedagogía General y Social de la Università degli Studi di Milano Bicocca (Italia). Coordina el laboratorio permanente de investigación Pe.Tra.Lab (Pedagogía de las Transformaciones Laborales) y es presidenta de la RUIAP, Red Universitaria Italiana para el Aprendizaje Permanente.


Notas

[i] Investigación financiada por la Fondazione Alsos (Italia). Para más información, visitar el siguiente enlace: https://fondazionealsos.org/it/progetti/soggetti-inaspettati-accoglienza-spazio-e-senso-tra-metafora-e-realta-nei-percorsi-di-giovani-adulti-migranti/


Referencias

Bakhtin, M., Holquist, M. & Emerson, C. (1981). The Dialogic Imagination: Four Essays by M. M. Bakhtin. University of Texas Press.

Bainbridge, A., Formenti, L. & West, L. (Eds.) (2021). Discourses, dialogue and diversity in biographical research. An ecology of life and learning. Brill/Sense.

Bateson, G. (1972). Steps to an ecology of mind. Ballantine Books.

Benasayag, M. (1998). Le mythe de l’individu. La Découverte & Syros.

Bollas C. (2009). The evocative object world. Routledge.

Cronen, V. (2017). We communicate, therefore I think. Making thoughtful action. En R. Summers (Ed.) Social psychology: How Other People Influence Our Thoughts and Actions. Greenwood Press.

Elkaïm, M. (2005). Observing systems and psychotherapy: what I owe to Heinz von Foerster. Kybernetes, 34(3/4), 385-392.

Fabbri, D., & Munari, A. (2005). Strategie del sapere. Guerini e ass.

Formenti, L. (2019). A Philosophical embodied practice: Meditation in the European–Italian adult education context. New Directions for Adult and Continuing Education, 2019(161), 79-89.

Formenti, L. (2017). Formazione e trasformazione. Un modello complesso. Raffaello Cortina.

Formenti, L. (2018). Complexity, adult biographies and co-operative transformation. En M. Milana et al. (Eds.), The Palgrave international handbook on adult and lifelong education and learning (pp. 191-209). Palgrave Macmillan.

Formenti, L. & Luraschi, S. (2017). How do you breathe? Duoethnography as a means to re-embody research in the academy. En A. Voss & S. Wilson (Eds.) Re-enchanting the academy (pp. 305-324). Rubedo Press.

Formenti, L. & Luraschi, S. (2020). Migration, culture contact and the complexity of coexistence: a systemic imagination. European Journal for Research on the Education and Learning of Adults, 11(3) 349-365.

Formenti, L. & Luraschi, S. (2022). Building the “here” and “there” in different sensescapes: embodied dialogues among refugees and natives. En C. Hoggan & T. Hoggan-Kloubert (Eds.) Adult learning in a migration society (pp. 133-147). Routledge, Taylor & Francis.

Formenti, L. & Luraschi, S. (2023). Embodied dialogues: a transformative pedagogy of space, time, and Identity. En H. Jarvilouma & L. Murray (Eds.) Sensory transformations. Environments, technologies, sensobiographies (pp. 25-48). Routledge.

Formenti, L. & West, L. (2018) Transforming perspectives in lifelong learning and adult education: A dialogue. Palgrave Macmillan.

Formenti, L., West, L. & Horsdal, M. (Eds.) (2014). Embodied narratives. Connecting stories, bodies, cultures and ecologies. University Press of Southern Denmark.

Gamelli, I. & Mirabelli, C. (2019). Non solo a parole. Corpo e narrazione nell’educazione e nella cura. Raffaello Cortina.

Heron, J. (1996). Co-operative inquiry: Research into the human condition. Sage.

Horsdal, M. (2012). Telling lives. Exploring dimensions of narratives. Routledge.

Järviluoma, H. (2021). Sensobiographic walking and ethnographic approach of the Finnish School of soundscape studies. En Stahl G. & Mark P. (Eds.) The Bloomsbury handbook of popular music and place. Bloomsbury.

Järviluoma, H. & Leppänen, T. (2012). Becoming audible! Asylum seekers, participatory action research and cultural encounters. En IASPM 16th Int. Conf. Proceedings, pp. 297-306.

Järviluoma, H. & Murray L. (Eds.) (2023). Sensory transformations. Environments, technologies, sensobiographies. Routledge.

Luraschi, S. (2021). Le vie della riflessività. Per una pedagogia del corpomente. Armando.

Luraschi, S. & Finnegan, F. (2022). A dialogue on migration, critical auto/biographical research and transformative education. En C. Hoggan & T. Hoggan-Kloubert (Eds.) Adult Learning in a Migration Society (pp. 190-202). Routledge, Taylor & Francis.

Màdera, R. (2012). La carta del senso. Psicologia del profondo e vita filosofica. Raffaello Cortina.

Màdera, R. (2022). Il metodo biografico come formazione, cura, filosofia. Raffaello Cortina.

Maturana, H. (1990). The biological foundations of self-consciousness and the physical domain of existence. En N. Luhmann et al. (Eds.) Beobachter. Konvergenz der Erkenntnisttheorien? (pp. 47-117). Wilhelm Fink Verlag.

Mirabelli, C. & Prandin, A. (Eds.) (2015). Philo. Una nuova formazione alla cura. IPOC.

Morin, E. (2000). Les sept savoirs nécessaires à l’éducation du futur. Éditions du Seuil.

Wright, H.R. & Høyen, M. (Eds.) (2020). Discourses we live by. Narratives of educational and social endeavour. Open Book.

Contenido protegido

Scroll al inicio