Por Ana Belén García-Varela
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 2 · Dic. 2020
Rector Magnífico de la Universidad de Alcalá,
Embajador del Japón,
Autoridades,
Miembros de la Comunidad Universitaria,
Señoras y Señores,
Es para mí un honor pronunciar la laudatio de don Daisaku Ikeda, a quien admiro personalmente. Doy las gracias al Departamento de Ciencias de la Educación y a la Facultad de Educación por haber confiado en mí para destacar en los próximos minutos la gran trayectoria de Daisaku Ikeda como reconocimiento a su labor a favor de la construcción de la paz, como filósofo, educador y poeta. Siento que es para mí el mayor honor en mi vida académica.
Esto es más cuando el galardonado, el maestro Daisaku Ikeda, actualmente ha recibido 374 distinciones como doctor y profesor honoris causa en universidades de los cinco continentes, así como múltiples distinciones gubernamentales, institucionales y ciudadanías honorarias, entre las que querría destacar su papel como consejero honorario de la Federación Mundial de Asociaciones de las Naciones Unidas.
En primer lugar, quiero resaltar su labor como educador y filósofo, que dedica aún, a sus recién cumplidos 90 años, al establecimiento de una cultura de paz desde hace décadas. Durante estos años ha ejercido la diplomacia ciudadana con el objetivo de romper la desconfianza de los pueblos; ha publicado numerosos documentos, textos y diálogos, entre los que me gustaría destacar la publicación anual de sus «propuestas de paz», en las que se exponen vías para solucionar problemas globales; y ha propugnado la abolición de las armas nucleares. Dentro de su gran labor, Ikeda ha sido fundador de instituciones promotoras de la paz, la educación humanística y el intercambio cultural. Como impulsor del diálogo, ha mantenido encuentros con autoridades, académicos y figuras relevantes del ámbito cultural en todo el mundo con el objetivo de intercambiar ideas para la solución de los problemas de la humanidad. Numerosos de estos diálogos han sido publicados en forma de libro.
Como maestra, siguiendo el modelo de Daisaku Ikeda y las instituciones que ha fundado, querría destacar una idea: en sus palabras, el propósito fundamental de la educación, así como de la vida, se puede expresar con la palabra «felicidad». Esa visión fue el cimiento sobre el cual Tsunesaburo Makiguchi, maestro de Daisaku Ikeda y padre de la educación Soka, desarrolló sus ideas pedagógicas. En este contexto, la palabra felicidad implica un sentido de plenitud que surge de desplegar la propia humanidad; por ende, no se refiere al logro de una condición superficial carente de problemas o a la realización de todos los deseos. La filosofía educacional de Daisaku Ikeda tiene como objetivo el fortalecimiento del potencial humano para que cada individuo disfrute de una vida auténticamente feliz y creativa. Desde esta idea, Ikeda nos muestra que «la auténtica felicidad se halla en una vida creadora de valores», entendiendo la creación de valor como «la capacidad de hallar sentido a cualquier circunstancia, de mejorar la propia existencia y contribuir al bienestar de los demás, en cualquier situación» (Ikeda, 1999, p.81).
Según Ikeda, la formación de las personas y la sociedad dependen de los valores que subyacen en la educación. Así, el vínculo entre la educación y la paz en su obra es vital. En sus palabras: «La responsabilidad esencial de la educación es forjar en la mente de los jóvenes el amor por la humanidad y el espíritu de dedicarse al bien de la gente y de la sociedad» (Ikeda, 1994). El desarrollo de una sociedad más humana depende en gran medida de una orientación humanística en la educación, que guíe a los estudiantes hacia la riqueza interior de su propia vida y a la interdependencia con los demás y con el planeta. Por ello, Ikeda considera que la reforma de la educación es crucial para el logro de la paz.
En el afán de contribuir a la consolidación de la paz, Ikeda ha fundado instituciones dedicadas a construir puentes de confianza entre los pueblos del mundo, basado en la convicción de que los lazos de persona a persona fomentan el respeto a la diversidad y nos permiten comprender que todos pertenecemos al mismo género humano. De este modo, el ideal de una ciudadanía global está presente en todas las instituciones fundadas por Daisaku Ikeda. Estas tienen como objetivo fomentar la empatía, el respeto a la diversidad, el sentido de pertenencia al género humano y de responsabilidad hacia la comunidad global. Para ello, por ejemplo, las universidades del sistema Soka promueven entre sus alumnos el intercambio internacional. Para nosotros es un gran honor formar parte de una de estas universidades, ya que a partir del próximo curso comenzará el intercambio de estudiantes entre la Universidad Soka de Japón y la Universidad de Alcalá.
Estos intercambios van más allá de las aulas y, como en todo el trabajo de Daisaku Ikeda, se trata de atender a la necesidad de estructurar sociedades que prioricen la educación en beneficio del ser humano, en lugar de fomentar una educación subyugada a estrategias arbitrarias de la sociedad. Siguiendo sus palabras «La educación no se limita en modo alguno a las aulas; es una tarea que toda la sociedad debe llevar a cabo. Tenemos que retornar al propósito inicial de la educación, la felicidad perdurable de las personas, y reflexionar sobre el estado de nuestras sociedades y estilos de vida» (Ikeda, 2001).
Estas palabras de Daisaku Ikeda y su planteamiento sirven como inspiración para muchos de nosotros y nosotras que nos dedicamos a la docencia para trabajar cada día con la ilusión de educar a nuestros estudiantes con un espíritu crítico de compromiso con su contexto y su sociedad. Por ello, tanto desde el Departamento de Ciencias de la Educación como desde la Facultad de Educación, nos sentimos identificados con su mensaje de creación de valor en la sociedad y con su mensaje de creación de la paz desde el diálogo más próximo entre las personas. Porque, como nos dice Daisaku Ikeda en su propuesta de paz de 2015, «El futuro de nuestro mundo estará determinado por la intensidad y la magnitud del compromiso que adoptemos sus habitantes actuales» (Ikeda, 2015).
Y, en virtud de los méritos indicados, y del acuerdo tomado por el Claustro de la Universidad de Alcalá, solicito al señor rector que se proceda a la investidura de don Daisaku Ikeda doctor honoris causa por esta universidad.
Referencias
Ikeda, D. (1994, 12 de octubre). Diálogo con el Vicerrector Kedar B. Mathema de la Universidad Tribhuvan, Nepal. Seikyo Shimbun.
Ikeda, D. (1999). El desafío de formar ciudadanos del mundo. En El nuevo humanismo. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.
Ikeda, D. (2001, 9 de enero). Por el predominio de la educación. Propuesta. Seikyo Shimbun.
Ikeda, D. (2015). Un compromiso colectivo: Erradicar el sufrimiento de la Tierra y construir un futuro más humano. Propuesta de paz 2015. Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global.