Hacia una nueva era de paz y de desarme:
La propuesta de paz de Ikeda como inspiración de una jornada

Por Ana Belén García-Varela
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 1 · Jun. 2020


Cartel de la jornada «Claves educativas para una cultura de paz»

La jornada “Claves educativas para una cultura de paz” surgió bajo la inspiración de la propuesta de paz titulada Hacia una nueva era de paz y desarme: Un enfoque centrado en las personas, publicada en 2019 por el filósofo Daisaku Ikeda, a la que se dedicó la introducción que se recrea bajo estas líneas. Partiendo de esta propuesta se realizaron tres talleres, a los cuales se dedican los artículos sucesivos de esta sección.

El primero de estos talleres, dirigido por la Dra. Isabel Cano del Departamento de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Alcalá, presentó la realidad de los niños soldado desde la complejidad de comprender este fenómeno y sus implicaciones jurídicas. Para ello se apeló a las claves del Derecho Internacional Humanitario y se profundizó en los fundamentos de una educación basada en la paz.

El segundo taller fue dirigido por la Dra. Eugenia Moya y la Dra. Helena de Jesús de Felipe, del grupo de investigación “Sociedad y geografía del Magreb” de la Universidad de Alcalá. En él se acercó a los participantes a un proyecto de cooperación que la Universidad de Alcalá desarrolla en el sur de Marruecos. En este proyecto, un grupo de docentes y estudiantes, desde el aprendizaje de valores universales, generan contextos de desarrollo en las comunidades locales a través de estudios de carácter científico y multidisciplinar.

En el tercer taller, impartido por la profesora María Malena Lenta de la Universidad de Buenos Aires y el investigador Enrique Bonilla-Algovia de la Universidad de Alcalá, se indagó en la importancia de la coeducación para abordar la violencia de género. Para ello, se trabajó a partir de experiencias educativas generadas en España y Argentina para el fomento de una educación no sexista, que promueve la igualdad y previene la violencia de género.

Introducción: la propuesta de paz de 2019 de Daisaku Ikeda

El filósofo y pensador Daisaku Ikeda trabaja desde hace más de cincuenta años para la construcción de la paz en el mundo, el desarme nuclear y la educación. En el año 2018, como reconocimiento por su trabajo, la Universidad de Alcalá le concedió el doctorado honoris causa, uno de los más de doscientos cincuenta galardones que ha obtenido hasta ahora en todo el mundo. Como una de las iniciativas que ya lleva desempeñando Daisaku Ikeda durante los últimos años, publica cada mes de enero una «propuesta de paz» con medidas concretas de actuación. La del pasado año 2019, Hacia una nueva era de paz y desarme: Un enfoque centrado en las personas, base para la celebración de esta jornada, tiene como objetivos construir una visión común sobre el establecimiento de una sociedad pacífica; trabajar un enfoque multilateral para proteger a las personas que viven bajo amenazas o graves adversidades; y destacar la importancia de la participación de los jóvenes.

Uno de los ejes fundamentales para abordar estos objetivos tiene que ver con desarrollar estrategias que impulsen al desarme nuclear de las naciones. En este sentido el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares tiene un papel crucial para avanzar definitivamente en el desarme nuclear al que hasta ahora algunas naciones se resisten. Ikeda (2019a) propone que ampliando este tratado podremos avanzar hacia objetivos comunes como:

[…] hacer posible un mundo con vigencia plena de los derechos humanos, partiendo del respeto mutuo a la dignidad de todos; crear un mundo humanitario donde el eje central sea la felicidad y la seguridad para sí; construir un mundo de convivencia fundado en el sentido colectivo de responsabilidad hacia el medio ambiente y las generaciones futuras. (p.20)

Como es una seña de identidad en la obra de Daisaku Ikeda, su preocupación por la humanidad le hace destacar la importancia de crear este mundo humanitario donde la dignidad de la vida sea un objetivo primordial. En concreto, la propuesta del año 2019 da una gran relevancia a las situaciones extremas que se están viviendo en diversos lugares del planeta debido a las guerras o los desastres naturales derivados del cambio climático. Para poder afrontar estas duras situaciones, Ikeda propone trabajar desde el multilateralismo centrado en las personas. Así, plantea que estos problemas no son algo que afecta a ciertos grupos de personas, sino que todos debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad ante ellos.

Muy unido a la idea budista de cómo estamos conectados con nuestro contexto y de cómo nuestra propia felicidad no es ajena a la felicidad de los demás, apela a nuestra responsabilidad frente a estos problemas de la humanidad. Así, afirma:

[…] en cualquier época hay espacio para el pensamiento fatalista de creer que la pobreza o las condiciones desfavorables son el destino inevitable de ciertos individuos, o el resultado de su fracaso personal; o para la negación de la moral, manifiesta en quien piensa que no tiene responsabilidad sobre el dolor o el daño que padecen otros”. (Ikeda, 2019a, p.25)

En su obra filosófica, Daisaku Ikeda, nos hace reflexionar sobre cómo la ambición o el egoísmo ciega al ser humano de forma que llega a ser una amenaza para su propia existencia. Podemos verlo, por ejemplo, en los efectos de la guerra o del uso indiscriminado de los recursos naturales. Por ejemplo, para Ikeda la contaminación que sufrimos está causada por dos motivos fundamentales: por un lado, la creencia de que la naturaleza siempre será capaz de mantener su balance a pesar de los abusos a los que la sometemos; y por otro, entender el ser humano como dominador de la existencia. Pero ambos planteamientos no tienen en cuenta la enseñanza budista que nos dice que la vida y su entorno no pueden separarse. No podemos obviar que “la existencia humana es una parte integral de la vida del universo” (Ikeda, 2019c, p.21).

Como podemos ver, este planteamiento tiene cabida dentro de la idea budista de cómo estamos conectados con nuestro contexto de forma que “no hay felicidad que nos pertenezca solo a nosotros, así como no hay padecimientos que afecten solo al resto de la gente” (Ikeda, 2019a, p.25). Esto se hace muy patente con la situación que estamos viviendo estos primeros meses de 2020 con la pandemia. Cada vez más, en este mundo interconectado en el que vivimos, compartimos la responsabilidad de lo que ocurre y vivimos sus consecuencias. Ikeda nos plantea que es nuestra responsabilidad abordar los problemas derivados de los conflictos armados, el hambre y la violencia social y estructural porque están socavando la dignidad de millones de personas. Para ello nos propone «abrir los brazos, la mente y el corazón en solidaridad con los más vulnerables, para rectificar esta grave situación” (Ikeda, 2019a, p.34)

Para ello debemos tener en cuenta desde qué perspectiva miramos la realidad. Esto se explica en el principio budista de las Cuatro Vistas del Bosque de Salas, que habla sobre la divergencia subjetiva y mental entre personas. Este principio viene a explicarnos que cada ser humano tiene un enfoque distinto de un mismo fenómeno, ya que solo es capaz de verlo inicialmente desde su propia perspectiva. Tenemos que ser conscientes de ello para poder ser capaces de tomar otras perspectivas que nos permitan entender la realidad de estos fenómenos. En este sentido, Ikeda (2019b) nos pone este ejemplo:

El paisaje de una floresta puede causar inspiración por su belleza o puede generar curiosidad por su valor económico, dependiendo de quién la mire. Por desgracia, no se accede al panorama completo cuando la vista es parcial. Como consecuencia, las penurias que sufren las personas que pierden algo preciado e insustituible suelen pasar inadvertidas por la gran mayoría y terminan generando situaciones más dramáticas.

Por ello, las situaciones extremas que se están viviendo ya en ciertas regiones del planeta debido al cambio climático, como el aumento del nivel del mar por el derretimiento glacial en la Antártida y Groenlandia, los graves efectos de las olas de calor o las lluvias torrenciales están provocando la movilización forzosa de poblaciones cada vez más numerosas y está teniendo repercusiones también en la economía de muchos países.

Por ello, es muy urgente que tengamos en cuenta las necesidades de los damnificados por todas estas situaciones que está provocando el calentamiento global, ya que se encuentran en una situación vulnerable de desigualdad de género y de discriminación estructural. Es necesario que nos pongamos en su lugar para desarrollar estrategias contra el cambio climático desde la comprensión de las personas y el respeto a la dignidad humana y no valorar estos hechos solo en términos económicos a corto plazo.

Además, Ikeda nos exhorta a trabajar en ello desde nuestro contexto más cercano para poder comenzar a generar un cambio global. Durante el mes de noviembre de 2019, desde la Universidad de Alcalá se realizaron diferentes iniciativas culturales y divulgativas para abordar los objetivos de desarrollo sostenible dentro del programa “En movimiento con la Agenda 2030”. Esto es ejemplo de la necesidad de la movilización de los jóvenes y de su concienciación sobre su poder para generar cambios sociales, tal y como nos explica Ikeda en su propuesta de paz de 2019. Ikeda nos avisa que no será fácil detener el calentamiento global, pero pone su esperanza en la iniciativa de los jóvenes para generar ámbitos de esperanza que ayuden a congregar a muchas más personas motivadas a ser agentes del cambio. Para Ikeda (2019b), “el destino de la humanidad depende de nuestra acción colectiva junto a las jóvenes generaciones”.

Es desde nuestra realidad más cercana desde donde podemos comenzar a transformar el mundo. A través de los pequeños cambios podremos generar conciencia social sobre las repercusiones que ya está teniendo el cambio climático y la necesidad de tomar la iniciativa de forma individual en cada uno de nuestros contextos.

Por eso, esperamos que esta jornada que desarrollamos en la Universidad de Alcalá, en el contexto de la Facultad de Educación, pueda inspirar a estudiantes y docentes para ser motor de ese cambio desde nuestro contexto más cercano. Los grandes cambios surgen de pequeñas iniciativas que generan un cambio de mentalidad social. Esta labor es nuestra responsabilidad como legado a las futuras generaciones. En este sentido, Ikeda (2019a) nos recuerda el gran potencial inherente a cada vida con estas palabras: “Cada uno de ustedes posee una vida imbuida de dignidad y de posibilidades ilimitadas; aun cuando la realidad de la sociedad internacional sea grave y parezca inamovible, no tienen por qué aceptar esa realidad o resignarse a ella, ni ahora ni en el futuro” (p.33). Seamos, por tanto, el cambio que necesita nuestro planeta.


Referencias

Ikeda, D. (2019a). Hacia una nueva era de paz y desarme: Un enfoque centrado en las personas. Propuesta de paz. Rivas Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global. Disponible en https://ediciones-civilizacionglobal.com/wp-content/uploads/2018/12/PropPaz-2019.pdf

Ikeda, D. (2019b, 19 de septiembre). Cambio climático: Una visión más humana. In-Depth News. Recuperado de https://institutoikeda.uah.es/

Ikeda, D. (2019c). La nueva revolución humana vol. 15 y 16. Rivas Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global.

García-Varela, A.B. y Iborra, A. (2020, 13 de enero). Más allá de lo económico: la visión humana del cambio climático. The Conversation. Recuperado de https://theconversation.com/mas-alla-de-lo-economico-la-vision-humana-del-cambio-climatico-129287

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