Algunas reflexiones sobre creación de valor y felicidad: La perspectiva de las estudiantes de la asignatura Educación para la Felicidad

Por Patricia Martínez Moris1, Coral Sebastián Cortiguera2Alba Alonso Pérez3 y Belén Isabel Pérez Hernández4
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 5 · Jun. 2022


RESUMEN: En este artículo se han recogido las reflexiones finales de cuatro estudiantes que, en el curso 2020/21, realizaron la asignatura Educación para la Felicidad en la Universidad de Alcalá. Como parte de su proceso de aprendizaje, se les pidió reflexionar abiertamente sobre los aspectos que quisieran destacar y aquí podemos ver el resultado. La asignatura Educación para la Felicidad, es una asignatura transversal que se imparte en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá a lo largo del segundo cuatrimestre desde hace ya cinco años. La experiencia nos muestra que abordar esta asignatura desde un aprendizaje transformacional basado en la experiencia y el diálogo permite a los estudiantes, no solo apropiarse de contenidos y competencias, sino también generar un cambio en ellos. 

PALABRAS CLAVE: Felicidad, creación de valor, Educación para la Felicidad, educación universitaria.


ABSTRACT: In this article we have collected the final reflections of four students who participated in the academic year 2020/21 on the subject Education for Happiness at the University of Alcalá. As part of their learning process, they were asked to reflect openly on the aspects they wanted to highlight and here we can see the result.  The subject Education for Happiness is a transversal subject that has been taught in the Faculty of Education at the University of Alcalá for five years now. Experience shows us that approaching this subject from a transformational learning perspective based on their experience and dialogue allows students not only to appropriate contents and competences, but also to generate a change in them. 

KEYWORDS: Happiness, value creation, Education for Happiness, higher education.


1. ¿Qué es para ti la felicidad?

Por Patricia Martínez Moris 

Antes de empezar, creo que tengo que explicar qué hago yo en esta asignatura. ¿Por qué he decidido invertir mi tiempo en algo tan aparentemente abstracto y subjetivo? ¿Qué tiene que ver la felicidad conmigo? ¿He sido y soy feliz? ¿Tengo la capacidad de hacer felices a otros? ¿Es la felicidad algo real, a pesar de ser intangible, o es una mera ilusión momentánea? ¿Tiene sentido tratar este tema para mejorar mi formación académica? ¿Qué ha cambiado en mí a lo largo de estos meses? ¿Puedo llegar a ser verdaderamente feliz? ¿Puede ser la felicidad una constante en mi vida o es algo que viene y va por momentos? ¿De quién depende mi felicidad? ¿De mí? ¿De mis circunstancias? ¿De mi contexto? ¿De las personas que tengo a mi alrededor? ¿De mi forma de ver lo que me rodea? 

Creo que después de todas estas preguntas que me he hecho a mí misma no solo durante la asignatura, sino durante toda mi vida, es evidente por qué elegí dedicar mi tiempo a este tema. Desde mi punto de vista, creo que no es una asignatura puramente académica donde se hace un examen para ver si has adquirido unos conocimientos. Quizá porque no importa tanto el conocimiento como la experiencia que te lleva a él. Sin duda, lo que realmente se aprende es lo que se experimenta y se conecta con nuestra existencia y nuestro día a día, el resto no se aprende, se sabe. Y no, no es lo mismo. Lo que se aprende se aplica y se usa constantemente porque se necesita; lo que se sabe igual se ha quedado en una simple teoría, información o no nos hace falta para vivir. 

A continuación, quiero compartir lo que escribí tras el primer día de clase: 

Hoy hemos llegado cada uno con nuestras expectativas e ideas preconcebidas sobre cómo va a ser esta asignatura. Al ser algo tan amplio, yo la verdad que no tengo ni idea de cómo va a ser, pero intuyo que me va a gustar. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué he decidido venir a esta trasversal y no a otra? Sinceramente, la decisión fue fácil porque era la única que me iba a hacer venir a clase con ganas de aprender, compartir, y crecer profesional y personalmente. No obstante, tuve dudas, porque al ser en el segundo cuatrimestre, coincide con las prácticas y es en Guadalajara en vez de en Alcalá como la mayoría. Al final he decidido poner por encima lo que puede ser un valor añadido para mi formación, a mi comodidad. 

Al llegar, hemos tenido que salir de clase y volver a entrar siendo conscientes del sitio que hemos elegido y cambiarlo si queríamos. Esto me ha hecho pensar mucho… ¿cuántas cosas automatiza mi inconsciente? Está bien hacerse consciente de ello porque quizás hacemos cosas por costumbre y no por elección. Sobre todo, en mi caso que suelo cambiar mucho de un año para otro por mis experiencias. Algo que antes me parecía bien, puede que ahora lo haya dejado de hacer porque ya no me aporta. Me ha ayudado a conocerme más, a autoanalizar mi conducta y a darme cuenta de detalles que igual antes había pasado por alto.  

¿Puede esto de los sitios afectar en un aula? ¡Por supuesto! Yo siempre me imagino que una clase a principio de curso es como un videojuego de esos en el que creas tu propio huerto: tienes tu propio terreno (en este caso la clase) y puedes hacer con él lo que quieras. Eso sí, la manera en la que manejes el espacio (el contexto) va a condicionar la cantidad de beneficio que obtengas de él (el aprendizaje). Por eso, hay que tener una buena estrategia con los sitios para generar el contexto que a nosotros nos interesa en cada momento. Este podrá ir variando según vayamos conociendo a los alumnos o según el tipo de actividades u objetivos. Hay un mundo de posibilidades. La manera en la que coloques las sillas y las mesas, dónde se va a sentar cada alumno, incluso variables más impredecibles como quién falta cada día, van a influir constantemente en el aprendizaje. Por lo tanto, creo que el docente tiene que hacerse consciente de todo esto y actuar en consecuencia en vez de observar los datos como mera información sin darse cuenta de todo lo que eso puede conllevar. 

Una sesión que cambió bastante mi forma de ver la educación, y sobre todo la manera de ver materializado algo que para mí era un ideal inalcanzable, fue la de Mitsuko Matsumoto sobre la educación soka (que definió Tsunesaburo Makiguchi). No obstante, para llevarla a cabo, los docentes debemos dejar de lado nuestro ego y nuestras ganas de ser el centro del aprendizaje de los alumnos para conseguir ser guías y dedicarnos a su educación y crecimiento personal. En la educación soka, según aprendí, lo que se pretende es dejar atrás esa concepción del maestro como figura de autoridad para dar paso al rol de acompañante y ayudante. De esta forma, debe ser capaz de sacar el máximo potencial de cada alumno desde ese rol. Daisaku Ikeda (1960) afirma que se pretende fomentar el potencial creativo, ya que cada alumno puede aportar algo único a la sociedad. Otros pilares son la paz, la ética y la conciencia integral del mundo. El diálogo es el medio a través del cual se pretende cambiar la sociedad.  

Todo esto resuena mucho dentro de mí por mis valores, creencias y convicciones actuales. Quizá haya encontrado en este modelo educativo un ejemplo a seguir. Y, honestamente, me da paz y seguridad saber que hay una teoría que respalda mi forma de ver la educación. Está bien apoyarse en otros para construir tu propia forma de enseñar. Y si algún día me preguntan, “¿en qué te basas para llevar a cabo esa metodología?” o “¿por qué te complicas la vida?”, podré tener un motivo sólido con referencias de calidad que sustenten mi opinión. 

Según mi punto de vista, creo que esta forma de educar es más natural y efectiva, ya que los alumnos ven al docente como un aliado y no como alguien inalcanzable y, en ocasiones, enemigo. Por lo tanto, creo que no solo promueve la felicidad, el bienestar y la alta autoestima en los alumnos sino también en los profesionales. ¿Por qué? Porque se crearán menos conflictos en el aula (relación profesor-alumno) y el aprendizaje será más orgánico y fluido. Además, los docentes se sentirán valiosos y útiles al ver que pueden ayudarles a dar lo mejor de sí mismos y mejorar sus vidas.  

Esto he podido experimentarlo un poco en mis prácticas. Conseguí crear un ambiente positivo en mis clases donde todos se sintieran importantes. Nos reíamos, nos lo pasábamos súper bien, nos preguntábamos un montón de cosas, que quizá en otro contexto no hubieran tenido su espacio para surgir… pero detrás de sus ojos brillantes (que yo los traduzco en una mezcla de felicidad y esperanza), yo sabía que estaban aprendiendo y, lo más importante, tenían ilusión y ganas de saber más. Muchos días contaban cosas que habían buscado en casa sobre el tema que estábamos dando. No había una frustración constante. A veces sí, pero creo que también es parte del aprendizaje y del crecimiento personal. Considero que el contexto no debe ser idílico y ausente de dificultades, todo lo contrario. Necesitan retos desafiantes donde se vean capaces, aunque lo consigan al segundo o tercer intento. Para ello, es esencial también tener en cuenta y trabajar su autoestima. Esta variable juega un papel crucial tanto en la felicidad como en el aprendizaje significativo de los alumnos.  

Otra sesión que marcó un antes y un después en la asignatura para mí fue la de María García Zambrano. Jamás se me olvidará. Primero la naturalidad y el amor con el que hablaba de su familia (eso me hizo feliz en ese momento) y segundo lo que transmitía. De ella aprendí que la felicidad no depende de tus circunstancias, depende de la forma de ver tus circunstancias. Escuchándola, me venía muchas veces a la cabeza mi palabra favorita: resiliencia. Se la veía feliz. Intuyo que es porque agradece su situación en lugar de victimizarse y lamentarse. Seguramente haya pasado momentos muy complicados, pero, aun así, su hija es su mayor bendición. Sinceramente, me gustaría ser como ella en un futuro. 

Hubo una frase que dijo que me hizo pensar: “Todavía puedes ser algo que no sabes. Muchas veces damos todo por hecho, nos imaginamos el futuro y esperamos que sea exactamente como pensamos, creemos que todo es fijo, pero hay tantas variables que pueden cambiar tantas cosas… Escribiendo esto me acuerdo de lo que dijo Heráclito: “Nada es permanente a excepción del cambio”. O también la típica frase de “la vida da muchas vueltas”. ¿Por qué entonces hacemos planes a largo plazo y nos aferramos a ellos? Igual tienen sentido en el momento actual, pero cuando supuestamente deberían pasar, ya carecen de él por todos los cambios que ha habido durante ese tiempo. Por este motivo, percibo que la felicidad es vivir el presente y estar abierto a aprender, crecer y disfrutar con lo que venga en un futuro. Creo que deberíamos dejarnos sorprender más y hacer menos planes. 

La última sesión que quiero destacar es la de Laura Peña. Fue también una de las que más me llegó y me hizo pensar. Su historia de resiliencia y el valor que le dio al baile y a la música hicieron que me sintiera muy identificada con ella. Me trasmitió mucha positividad y seguridad con lo que hacía y me hizo mirar al futuro con optimismo sabiendo que todo lo que venga me va a enseñar y hacer crecer. Lo bueno y lo malo. Además, me hizo sentir muy bien ese momento que nos dio de reflexión y de compartir con los demás. Creo que escucharse a uno mismo, escuchar a otras personas y poder expresar tus opiniones contribuye a tener una mejor autoestima y, por lo tanto, a generar esa sensación de satisfacción y placer que nos conduce hacia la felicidad. 

Algo que tiene mucho que ver con esto es la expresión y la creatividad. Me doy cuenta de que muchas veces el concepto de creatividad se limita a lo puramente artístico y yo creo que va mucho más allá de eso. La creatividad no necesariamente tiene como meta un fin estético o, incluso, comunicador. La creatividad es un tipo de inteligencia. Desde mi punto de vista, hay un abanico de posibilidades muchísimo más grande donde incluiría la resiliencia, la capacidad de crear soluciones para convertir un problema en una oportunidad, el hacer las cosas de manera diferente al resto para llegar a un mismo fin… El típico “a tu manera” que está tan mal visto por algunos docentes. He llegado a escuchar de una profe: “¿A estas alturas de curso y todavía no sabes que no puedes usar los colores que te dé la gana ni pintarlo todo con subrayador?. Me quedé alucinada porque justo antes de que dijera eso yo pensé para mí: qué niña tan creativa y qué bonito tiene al cuaderno, seguro que así le resulta más fácil estudiar. ¿Qué ironía verdad? Esto es solo un ejemplo que refleja lo que aun sucede en las aulas hoy en día.  

En resumen, las normas están bien para mantener un orden y una forma de comportarse en un contexto social, siempre y cuando no resten más de lo que aportan. Cuando coartan la creatividad y la libertad de ser y expresar quién y cómo eres, pienso que quitan más de lo que ayudan. Por este motivo, en mi clase las normas siempre son consensuadas entre todos mis alumnos (con mi beneplácito, por supuesto, no porque considere que yo tengo la verdad absoluta, sino porque yo como adulta aporto un punto de vista que ellos quizá no tienen en cuenta, y sé dónde hay que establecer unos límites que posteriormente comprenderán). 

¿Por qué intentamos cortar a todos con el mismo molde? ¿Por qué no dejar que cada persona crezca y se desarrolle desde su individualidad y su propio potencial? El potencial viene innato en los niños, nosotros como docentes solo tenemos que ayudarles a que se den cuenta de ello y lo exploten al máximo. En mi opinión, cada persona es única y así lo es también aquello que puede aportarle al mundo. Cada ser humano es necesario porque aporta algo diferente que da valor a la sociedad. El problema aparece cuando queremos crear personas con las mismas capacidades y dentro de un sistema parecido al de la industria. Queremos que todos los alumnos quepan en el mismo envase y cuando salgan de la fábrica estén “a gusto del consumidor”. Pero yo me pregunto, ¿quién es el consumidor? ¿La sociedad y lo establecido por ella en los distintos contextos? ¿Las universidades (para que traguemos con la información que nos “enseñan” sin cuestionarnos ni siquiera si eso es verdad)? ¿Quién es? Yo me decanto por la primera, que trae como consecuencia la segunda y otras muchas cosas. Entonces, ¿cómo cambiamos la sociedad? Se supone que podemos hacerlo a través de la educación, pero si ambas se influyen mutuamente… ¿Qué hacemos? 

Yo sé que esto es algo muy complejo que no se cambia en dos días, debe ser un proceso de mejora social y educacional simultánea. Pero… volvemos a lo mismo, ¿cómo? Pues puede parecer una locura, pero creo que esto se puede conseguir desde la felicidad. Desde la construcción primero de nuestra propia felicidad y después de ayudar a otros a que construyan la suya, que también nos ayudará con la nuestra (ubuntu [i]). 

Vivimos en un mundo lleno de dolor que no sabemos dónde meter. Educar en la resiliencia, en el amor (propio y hacia los demás) y en la felicidad, puede cambiar el mundo. Cuando alguien siente plenitud y felicidad en su vida, quiere que otros saquen lo mejor de sí mismos y se comparta con el mundo. Por el contrario, cuando alguien siente frustración y dolor, normalmente no tolera la diferencia ni que a otras personas les vaya bien, porque eso aumenta su dolor. Es como si estuviera encerrado, solo pudiera salir “bajo fianza” y deseara esa libertad que no tiene. La fianza a pagar es el perdón a sí mismo y a quienes hayan causado esa emoción. Resiliencia. Siempre que me imagino esta palabra me viene la imagen de un videojuego en el que el personaje está a punto de morir y encuentra un elixir, y cuando se lo toma salen estrellitas que simbolizan que está reviviendo. Ese elixir es el amor y todo lo que eso conlleva. 

Me gustaría mencionar el concepto griego de eudaimonia del que hablan Alejandro Iborra y Ana Belén García (2018). Siguiendo a Makenzzie, Karaoylas y Starzyk (2018), este concepto se refiere a la satisfacción personal que viene de la creación de valores y objetivos desde el interior de cada uno, y no por y para el exterior. A esto podemos llamarlo crear valor. He querido destacar esto porque toda la vida he tenido esta idea en la cabeza y es la primera vez que la veo puesta en palabras y, lo más importante, con un nombre. Aportar cosas positivas a la sociedad y dejar un legado le da un sentido trascendental a nuestra vida que, según Makiguchi (1998), nos conduce a la felicidad. 

En un mundo feliz (y hablo de la felicidad verdadera como una constante en la vida) tendríamos relaciones sanas con nosotros mismos y con los que nos rodean, y podríamos conseguir un contexto más colaborativo que competitivo. Mientras escribo, me acuerdo de esta frase de Concepción Arenal: Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican”.  

Con esto no quiero decir que la competición sea algo negativo. De hecho, en algunos contextos es muy positivo, puesto que ayuda a sacar lo mejor de uno mismo y desarrollar el propio potencial al máximo. Con un alumno de clases particulares utilizo mucho los juegos competitivos online donde luego hay un ranking y me encanta ver cómo se reta a sí mismo a ser mejor cada vez para conseguir un puesto más alto. Esto no quita que crea que el mundo sería mucho mejor con una sociedad comprometida y más colaborativa que competitiva. Además, se crearía una simbiosis donde ambas partes que ahora compiten podrían beneficiarse por igual, haciendo las cosas de otra manera. Si cada uno, en vez de ser individualista y centrarse en el “yo” y “los míos”, tuviera una perspectiva mucho más global del mundo, quizá podría tener en cuenta que lo que a una persona le beneficia, a otra puede generarle consecuencias negativas. Yo, hoy por hoy, creo en el concepto del bien común como fin al que debería aspirar la sociedad.  

Concluyo esta parte con una idea que coincide totalmente con mi forma de pensar. Tsunesaburo Makiguchi (1998) afirmó que compartiendo los desafíos y los logros de las personas de nuestra comunidad es como únicamente podemos llegar a la verdadera felicidad. Por este motivo, él cree que el compromiso absoluto con la sociedad es un concepto imprescindible que debe mencionarse en cualquier definición de la felicidad. 

Para terminar, quiero responder a la gran pregunta: ¿Qué es la felicidad? He llegado a la conclusión, de que la felicidad radica en ser uno mismo (que hoy en día es un reto constante, ya que es difícil encontrar tu identidad en un mundo lleno de etiquetas, supuestos objetivos que cumplir y concepciones de cómo debes ser para ser valorado y amado), encontrar el propósito de nuestra vida (creo que todos tenemos uno, un motivo por el cual hemos nacido) y vivir conforme a nuestros valores y creencias para cumplirlo. A esto, le sumaría una palabra que para mí es muy importante: conexión. Conexión con los demás, con la naturaleza, con su propósito y con tu ser interior (tu esencia). Así resumiría yo el concepto de felicidad. Después todo esto se concreta en cada uno de diferentes formas, pero la síntesis para mí es esta. 

2. Mi huella. Educación para la Felicidad

Por Coral Sebastián Cortiguera 

Realmente, al empezar con la asignatura, no sabía exactamente qué me depararía o siquiera cómo sería el curso de esta, aunque una cosa que tenía clara fue que no iba a estar basada en teorías de cómo ser felices o en cómo conseguir que los propios alumnos lo sean, sino en nuestra propia reflexión, ya que nosotros somos quienes tenemos nuestras propias respuestas. 

Sin dudarlo, tan solo en la primera sesión pude notar que estaba en lo cierto y que, por lo tanto, las clases iban a ser bastante reflexivas ya que al salir de esa y llegar a casa era en lo único que podía pensar. En la primera sesión estuvimos entrando y saliendo de la clase varias veces, contemplando y pensando lo que hacíamos, nuestros movimientos, dónde nos sentábamos exactamente, incluyendo tanto el lugar del aula como la gente con la que nos situamos. Esta dinámica fue sorprendente ya que al principio no comprendíamos nada. Si nos acabamos de sentar, ¿por qué nos levantamos de nuevo? En las diferentes veces en las que entramos y salimos nos iban proponiendo cosas diferentes: “Siéntate donde nunca lo harías”, “Siéntate en un sitio que dificulte el seguimiento de la clase”, “Siéntate en un sitio donde seas más propenso a participar” y diferentes ejemplos similares a este. Finalmente, después de darnos cuenta del significado de los diferentes lugares donde podíamos tomar asiento, reflexionamos sobre las implicaciones de nuestras elecciones.  

También comentamos lo que era la felicidad para cada uno, y casi todos coincidimos en cosas similares, lo que no me sorprendió, ya que al hacer esa pregunta y pensar con un poco de tiempo, todos nos vamos a “estar con mis amigos”, “pasar tiempo con la familia”, “viajar” y cosas similares. Todo esto es totalmente válido a la vez que cierto, pero si realmente nos paramos a pensar y reflexionar en la pregunta, nos damos cuenta de lo extensa que llega a ser.  

Pienso que, durante el curso de nuestra vida, tendemos a ser un rebaño de ovejas, que va avanzando poco a poco en su camino, hasta llegar a su aprisco, donde se quedan hasta que el pastor les indica salir y de nuevo salen en rebaño. Considero que, sin darnos cuenta, muchas veces actuamos como estas ovejas y seguimos a nuestros amigos o personas que nos rodean para cumplir las expectativas establecidas por la sociedad.  

En relación con los estudios, rápidamente comenzamos con Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Secundaria, y después donde considero que a veces llegan estos problemas de rebaño, Bachillerato y estudios universitarios, debido a que, aunque sean opcionales y haya una gran cantidad de diferentes opciones, el 75,9% de la población española cursa y obtiene Bachillerato [ii] y el 60,2% cursa y obtiene estudios universitarios [iii]. Obviamente, estos datos son buenos ya que permiten una formación a la juventud, pero realmente mucha gente sigue este camino sólo porque el resto lo hace o porque es lo que sienten que se espera de ellos.  

A lo que quiero llegar realmente con esta reflexión es a lo que sucede cuando estas personas terminan la universidad. ¿Y ahora qué hacemos? ¿A quién seguimos? Estas dudas considero que les surgen a muchas personas, aunque estas siempre hayan tenido claro lo que querían hacer, debido a que se acaba este comodín que hemos creado de salir de una etapa educativa y entrar en otra, cuando por fin hemos llegado al “mundo real” y a la vida laboral.  

Personalmente, estas sesiones y toda la gente que ha venido a compartir con nosotros sus experiencias me han ayudado a ver y reflexionar sobre esta preocupación que tenía de primera mano.  

Primero, quería comentar la tercera sesión, la cual tuvimos con Francisco Tapia, en la que nos hizo reflexionar a través del karate. Ahora mismo, no me voy a centrar en el kárate, sino en el final de la sesión, donde nos contó su historia. Él nos contó cómo estuvo entrenando de manera profesional y cómo eso era lo que él pensaba que haría el resto de su vida, hasta que, de repente, esos planes y expectativas cambiaron de un día para otro y el rumbo de su vida se modificó para siempre. Francisco se adentró en una nueva aventura y pasión que, aunque en un primer momento, no era lo que estaba planeado o esperado, finalmente es lo que le acaba llenando y ha hecho durante la mayor parte de su vida. Cambió todo para dedicarse a la enseñanza y brindar a la gente sus conocimientos y técnicas y, como él nos comentó, fue de las mejores decisiones que pudo tomar.  

La siguiente sesión que comentaré será la de María García Zambrano, una de las sesiones que más me gustó, transmitió e hizo reflexionar. María comenzó la sesión comentando que ella fue periodista, pero más adelante ha acabado trabajando como docente, lo cual sin duda consigo enlazar con esta incertidumbre que poseo ahora mismo al acabar la carrera. Tras diferentes obstáculos que se le pudieron plantear, ella afirma que la felicidad no tiene que ver con las circunstancias, pese a que se suele confundir la infelicidad con la dureza de una situación que puedas estar viviendo en el momento actual.  

De esta sesión también quería comentar el nuevo punto de vista que nos ha aportado, ya que al menos para mí, ha sido diferente a cualquier otro que se me había proporcionado hasta el momento. Aunque hayamos tenido varias asignaturas en la carrera en la que tratamos las necesidades especiales y estas hayan sido de gran ayuda, nunca había visto planteado el cortometraje de “Cuerdas [iv]” de esta forma. María me ha abierto los ojos, ya que siempre había visto situaciones como esta con “pena”, cuando realmente, podrías sentir lo contrario. Como dijo María: “Con ese sentimiento de pena, no te acercas, en cambio quien tiene compasión me ayuda con mi hija”.  

Para no caer en ese sentimiento de pena tenemos que darle importancia a la dignidad de la persona, haciéndonos ver al ser humano y lo que puede hacer, en vez de sólo ver su discapacidad. Es decir, ver el valor de las personas y no sólo la diversidad que tienen. Sin duda, esto nos abre los ojos hacia la realidad y la manera correcta de actuar. Sin ir más lejos, me he replanteado la idea que tenía sobre el cortometraje anteriormente mencionado, en el cual sólo se centran en lo que el protagonista del corto NO puede hacer, cuando ni siquiera han optado por darle nombre a este protagonista, dejándole sólo con la oportunidad de ser un niño con diversidad, en vez de darle un nombre y mostrarnos todas las cosas que este sí puede hacer.   

Personalmente, siempre me había parecido un cortometraje precioso y emotivo, pero después de esta sesión, no puedo ver aquello que un día sí veía. Sin duda alguna, esta sesión ha tenido un gran impacto en mi vida y en cómo enfrentar ciertas situaciones.  

María nos enseña cómo, aunque tu vida no haya llevado el curso que puedes imaginarte en un principio, puedes ser feliz valorando lo que tienes, ya que la infelicidad está en el tipo de juicios que hacemos sobre nuestras circunstancias.  

La siguiente sesión que quiero destacar sería la de la visita al Museo de Ciencias Naturales, donde Alida Moi nos enseñó su proyecto Drakulín y todo el funcionamiento del taller que había creado para el trabajo final de su máster. Ella nos comentó cómo jamás se imaginó estar dedicando su vida a algo similar, pues había estudiado algo que, en principio, no tenía ninguna relación. A su vez, al final de esta sesión estuvimos comentando cómo en la vida podemos acabar haciendo algo diferente de lo que previamente imaginábamos, por lo que no tenemos que sentir presión u obligación de seguir un curso o camino preestablecido, ya que paso a paso podemos ir trazando nuestro rumbo.  

Y, por último, una sesión a destacar en este tema sería la de Laura Peña, otra de mis sesiones favoritas. En esta, Laura nos contaba cómo ella consiguió una plaza en el centro de sus sueños, donde se trataban todos los valores en los que ella creía, pero que aun así era un gran reto poder generar equipos de trabajo entre los docentes y era habitual que en muchas ocasiones cada uno trabajara por su lado. En este caso, me llamó la atención cómo, aunque Laura tuviera las ideas claras en todo momento, incluso en qué centro quería trabajar, realmente cuando llega el momento, todo puede cambiar y puede no cumplir tus expectativas, cambiando por completo tu visión y tus planes.  

En cambio, Laura decidió perseverar y confió en que esa situación podía cambiar. Por muchas dificultades que algo te pueda presentar, si es realmente lo que quieres y en lo que crees, al final acabará saliendo bien, como a Laura, quien va a unirse al equipo directivo este curso como nos comentó.  Esta experiencia nos muestra que, aunque haya habido una cantidad de obstáculos en tus planes o en tu camino y parezca que no estás tomando la dirección que habías planeado, al final va a acabar tomando el curso adecuado siempre que pongas empeño en ello.  

Realmente esta reflexión que acabo de compartir es algo que esta asignatura me ha aportado de manera indirecta y puede que no tenga nada que ver con el significado real de esta, pero consideraba importante compartirlo. Siempre he sabido que quería ser maestra y estudiar para ello, por lo que nunca me ha preocupado el fin de una etapa, ya que siempre he sabido que a continuación iba otra. En cambio, este año al ver que se acababa este camino, no tenía otro ya “escrito” y tenía que pensar si quería seguir estudiando, presentarme a las oposiciones o encontrar trabajo en un centro concertado o privado, me ha causado bastante ansiedad, ya que no me gusta vivir con incertidumbre o sin la seguridad de hacer algo en concreto. Personalmente esta asignatura me ha hecho ver de manera indirecta que nadie tiene al cien por cien claro lo que va a hacer y que, tomando decisiones poco a poco, la vida toma su curso correcto. Incluso a veces, aun teniendo planes o habiendo pensado lo que quieres hacer, esto puede cambiar.  

Una vez terminada esta reflexión, quería también hablar sobre otros temas que me ha enseñado esta asignatura.  

Sin duda, la que más me ha marcado y enseñado ha sido el aprender sobre la educación soka. Este término fue utilizado por Makiguchi, quien planteaba la posibilidad de generar un sistema de enseñanza que tuviera como meta “crear valor”, convirtiendo la felicidad en el propósito principal de la educación. Realmente me sorprende haber aprendido sobre esto en el último año de carrera, porque me ha parecido realmente importante e interesante para nuestro futuro como docentes.   

En este modelo de educación se considera necesario el desarrollo de los educadores, pues si estos no crecen, los alumnos tampoco podrían hacerlo. Esto es algo que considero extremadamente importante, ya que un docente tiene que crecer y seguir aprendiendo durante toda su carrera para poder mostrar siempre los mejores resultados a sus alumnos, a la vez que revisar constantemente sus prácticas y técnicas, intentando siempre mejorar. 

Este planteamiento educativo busca fomentar el intercambio de experiencias por medio del diálogo; fomentar una cultura de paz y reflexión acerca de los derechos humanos; sensibilizar hacia la importancia de coexistir con la naturaleza; fomentar el aprendizaje de idiomas y la lectura; facilitar el desarrollo intelectual y, por último, se busca generar relaciones de amistad significativas y duraderas. 

Como nos decía Makiguchi [v] (Bethel, 1989):No importa lo que hagan los profesores, todo será inútil si no consiguen que los alumnos experimenten las cosas por sí mismos” [No matter what teachers do, all will be to no avail unless they can get students to experience things for themselves] y, honestamente, es una frase que me ha hecho reflexionar.  

En una de las sesiones estuvimos comentando qué es lo que hace un buen docente y si habíamos tenido alguno, donde casi todos coincidimos en que los mejores profesores que habíamos tenido no eran los que más sabían o mejor explicaban, sino los que nos transmitían valores, nos daban confianza y nos escuchaban. Sin duda, este tipo de docentes son los que no solo aportan conocimientos, sino experiencias con y para sus alumnos. Son aquellas personas que no se olvidan del corazón y se centran en lo importante, que es lo que los alumnos se llevarán con el paso de los años. 

A su vez, quería destacar cómo cada sesión de esta asignatura no ha sido simplemente una clase en la que “te cuentan” cosas, sino que cada una de ellas ha sido una experiencia diferente sobre la cual hemos reflexionado posteriormente. También me ha hecho pensar sobre la importancia de la implicación del docente, tanto dentro como fuera del aula, lo que considero que reitera y apoya la cita de Makiguchi.  

De estas, sin duda destacaría la sesión con Francisco Tapia, donde en apenas tres horas consiguió que más de treinta alumnos aprendieran a hacer unos movimientos básicos de karate sin que ninguno de nosotros contáramos con ningún conocimiento previo. Esto no hubiera sido posible si no nos hubiera repetido dichos movimientos, corregido individualmente o si su implicación no hubiera sido tan grande.  

También sobre la implicación, querría remarcar el trabajo de Richard Michael. Aparte de transportarnos y explicarnos la educación desde la perspectiva de Montessori, considero imprescindible mostrar admiración ante el increíble trabajo que hizo durante la cuarentena para que sus alumnos pudieran seguir aprendiendo. Richard es, sin duda, un claro ejemplo de implicación en su trabajo, en el podemos observar que el ser docente va mucho más allá de lo que ocurre en el aula y el gran trabajo que hay detrás de cada clase, donde promueve que sus alumnos experimenten por sí mismos. 

Por último, también quería destacar la sesión de Alida Moi, donde pudimos observar que el principal objetivo de su taller era conseguir que los niños aprendieran mediante el juego y la experimentación a través de Drakulín. No obstante, tan sólo viendo la gran cantidad de materiales didácticos que poseía, podemos darnos cuenta del gran trabajo e implicación que hay detrás de dicho taller.  

A continuación, me gustaría comentar brevemente sobre “Somos Huella”, es decir, nuestro legado. Considero que este pequeño proyecto final es una gran iniciativa, ya que conseguimos que sea algo que no se quede solamente dentro del aula y que se pueda compartir con cualquiera que decida “ser huella”. A su vez, me encanta que todos pusiéramos nuestro granito de arena a la hora de hacer los carteles, porque de esta forma, dejamos una pequeña parte de nosotros en forma de frase, por Guadalajara y por la Facultad. La idea de crear una cuenta de Instagram (somoshuella1) me parece un acierto total, debido a que, mediante esta, permitimos que todas esas personas que quieran ser huellas, o ir más allá, puedan hacerlo. Además, también facilita el darnos a conocer y dar la oportunidad a la gente de saber de nuestra iniciativa.  

Sin duda, este pequeño proyecto ha sido para mí lo mejor de lo que he podido formar parte durante estos cuatro años de carrera, ya que poder hacer algo que vaya a tener un impacto positivo en la gente que ni siquiera conozco o incluso poder sacar una sonrisa a alguien, es para mí la mayor recompensa que podría recibir.  

Por último, me gustaría concluir esta reflexión con la misma pregunta que se nos hizo el primer día de clase, ¿qué es para ti la felicidad? 

Aunque considero que el término “felicidad” sigue siendo muy complicado de definir, considero que esta posee un significado diferente para cada individuo.  

Personalmente, si hubiera tenido que responder a esta pregunta el año pasado o simplemente antes de la pandemia, estoy segura de que hubiera tenido una respuesta totalmente diferente, pues por terrible que haya sido esta situación, me ha enseñado a apreciar como nunca los pequeños momentos.   

Para mí felicidad es abrazar, dar cariño, reírme con mis abuelos, poder sentarme y ver el mar, que mis alumnos me agradezcan mi ayuda porque les da resultados, poder pasar seis horas en un colegio trabajando, saber que estoy teniendo un impacto positivo entre las personas que me rodean y ver cómo mi esfuerzo tiene resultados.  

Probablemente estas cosas puedan tener más o menos significado para cualquier otra persona, pero es lo importante de la felicidad, que es única para cada uno de nosotros.  

3. Eudaimonia. “Ser feliz, sano y virtuoso”

Por Alba Alonso Pérez 

En febrero de 2021, entraba en la recta final, estaba en el último cuatrimestre del Grado de Magisterio en la Universidad de Alcalá y empezaba mi última asignatura: Educación para la Felicidad. En ese momento, nos preguntaron qué era la felicidad y cómo podríamos plasmarla en una imagen. Cinco meses después estoy escribiendo esto y quizá aún hoy no sepa muy bien cómo definirla o si esa imagen de un grupo de amigos brindando, que entonces me vino a la cabeza, es felicidad. Sin embargo, creo que, para mí, ahora tiene más sentido aquella frase con la que Alejandro Iborra definió la felicidad el primer día de clase: “La felicidad es una estructura emergente diferencial”. 

Si atendemos al significado de cada una de esas palabras, podríamos definir la felicidad como un conjunto de relaciones entre las partes de un todo, que surgen de la interrelación de sus elementos y que constituyen una diferencia. Sin embargo, si interpretamos estas palabras teniendo en cuenta todo lo aportado por las diferentes personas que han ido pasando por la asignatura de Educación para la Felicidad, mi definición de felicidad tendría mucho que ver con la identidad, entendida como saber quién eres, quién quieres llegar a ser y si aquello que haces para conseguir ese cambio es coherente. Además, la construcción de esta identidad está relacionada con las interacciones sociales, con el contexto y con las circunstancias, aunque ninguno de estos elementos tiene el poder por sí solo de condicionar esa felicidad, pues cada uno de nosotros tiene la libertad y la responsabilidad de darle significado a esas circunstancias de forma congruente con nuestros valores.  

Coger esta idea de hacer frente y sobreponerse al contexto o a las circunstancias me ha sido muy útil. Este 2021 ha empezado con muchos cambios en mi situación personal, algunos muy positivos y otros no tanto. Sin embargo, el que más impacto emocional ha tenido es, sin duda, la posible enfermedad degenerativa que me están diagnosticando. Es cierto que en un primer momento lloré, me agobié y pensé en todo lo malo que puede, o no, pasar en un futuro. Pero el miércoles siguiente tuve la suerte de compartir una sesión con María García Zambrano, y su sesión sobre diversidad y felicidad me hizo replantearme todos esos pensamientos catastrofistas, todos esos “¿y si…?” que quizá nunca pasen, y que, por supuesto, no puedo controlar, lo único que está en mis manos es el aquí y ahora. En esta sesión María nos presentó a Lorenzo y su cazo [vi], un precioso cuento sobre diversidad y potencialidades. Me hizo reflexionar sobre ese “cazo” que llevamos todos. Es posible que mi “cazo” limite mi movilidad en un futuro, pero de momento voy a pensar en el presente y a pelear porque no sea lo que me etiquete. 

Por otra parte, un aspecto igual de importante que el de dar significado a las circunstancias, es que la felicidad no puede llegar a ser felicidad absoluta si no se comparte. No se trata de mostrar una apariencia de felicidad en redes sociales o presumir de lo que se es o se tiene, se trata de compartir la sabiduría que hemos obtenido de esas circunstancias, crear sabiduría junto con otros y hacer algo con ella, darle sentido a nuestro proceso de vida y poder, quizá, ayudar y servir de guía con nuestra experiencia. En este sentido, el paso por la asignatura de las diferentes personas que han compartido trocitos de sus vidas nos ha mostrado diferentes aspectos desde los que actuar: la enseñanza y la educación, la ecología, el feminismo, la lucha social, la inclusión, el arte… Creo que, como futuros docentes, debemos integrar todo esto para poder impactar en nuestros alumnos. Debe ser nuestro objetivo enseñar, no solo contenidos curriculares, sino también aspectos como la resiliencia, el valor de la amistad y las relaciones sociales, la creación de la propia identidad y el respeto por las identidades de las demás personas, la igualdad y la equidad, la cooperación frente a la competición individualista.  

Siempre he dicho que uno de mis objetivos es “reventar” el sistema desde dentro, quizá a corto plazo no pueda conseguir esa meta, sin embargo, sí que está en mis manos sembrar esas ideas de cambio en mi entorno (profesional o personal) y hacer entender ese concepto de “si tú cambias, cambia el mundo”. 

Para terminar, me gustaría dejar un pequeño “legado” a cualquiera que pueda o quiera leer esta reflexión: Está bien si no sabes qué hacer mañana, está bien si lo tenías claro y de repente necesitas reorientar tu vida, está bien preguntarse, “¿y ahora qué?”. Está bien poder solo y está igual de bien pedir ayuda. Todo esto está bien. Los cambios a veces asustan, pero todas esas decisiones están en tu mano, tú sabes dónde quieres llegar, qué tienes que hacer para conseguirlo y dónde pones tus propios límites. Piensa en el ahora, ¿lo que haces te acerca a donde quieres estar o a quién quieres llegar a ser? Si es así, continúa. Si no, siempre estás a tiempo de cambiar y sacar lo mejor de ti en cada situación.  

 4. Un viaje hacia la introspección   

Por Belén Isabel Pérez Hernández 

Las dos últimas sesiones de la asignatura Educación para la Felicidad culminan para mí un proceso de enseñanza-aprendizaje significativo y enriquecedor. Somos personas diferentes, en un mismo cuerpo, seres humanos que de forma voluntaria y activa han querido adentrarse en una aventura maravillosa. Este viaje comenzó de manera individual y concluye su trayectoria persiguiendo un bien común: el bienestar grupal mediante la aportación individual, la cooperación activa y el ser consciente del valor de las personas. Hemos aprendido a comunicar, esperar, escuchar, respetar y eliminar prejuicios. 

Nuestros profesores nos han animado a seguir avanzando, con independencia de la asignatura. “Dejar un legado”, han señalado, ayudaría a que futuras generaciones comiencen a cuestionarse aspectos relevantes de su vida: ¿soy feliz?, ¿cómo me siento?, ¿qué quiero ser?, ¿quién soy?, ¿qué virtudes y defectos tengo?, ¿me valoro?, etc. Nosotros hemos aceptado el reto y hemos decidido que cualquier persona pueda acceder a nuestro legado. Como objetivo hemos establecido buscar espacios accesibles en nuestra Facultad de Educación y en nuestro entorno donde poder colocar carteles coloridos que inviten a reflexionar, sentir y meditar. Algunos de esos carteles se muestran a continuación: 

Ilustración 1. Esta imagen surge de la necesidad de hacer reflexionar sobre cómo avanzar implica mejorar y enfrentarse a obstáculos que se producen en el día a día. Alcanzar los sueños no es tarea fácil, pero es muy gratificante y satisfactorio recordar cómo se han conseguido. Fuente: elaboración propia.
Ilustración 2. Saborear y disfrutar cada momento de la vida debería ser un objetivo diario. Carpe diem. Fuente: elaboración propia.
Ilustración 3. La idea de crear esta imagen nace de la experiencia empírica. Con los años aprendes que la ausencia de luz no impide devolver sonrisas: sonreír no es una simple acción, es transmitir energías, sentimientos y emociones que nos hacen brillar. Fuente: elaboración propia.

 

Para poder dejar este legado, cada miembro del grupo ha tenido que desempeñar diferentes roles: líder, independiente y seguidor, que grupalmente hemos aceptado, respetado y asumido como válido. El grupo se ha comprometido a remar en una dirección, colaborando, cooperando y velando por el bien común, porque nos gustaría ser un grupo que construya algo valioso y sea capaz de mostrarlo al mundo sin complejos. 

¿Qué es para mí la felicidad?  

Aunque algunos autores, a través de diversas investigaciones, intentan acercarnos hacia una posible definición, empíricamente hemos comprobado lo complejo que puede llegar a ser. Iborra y García-Varela (2020) señalan “la felicidad como algo que va más allá de satisfacer puntualmente alguna necesidad física o psicológica” (p.92). En este sentido, Iborra y García-Varela (2020) destacan los dos tipos de felicidad que Makiguchi defiende: una relativa y otra absoluta. Con felicidad relativa se refiere a aquellos bienes materiales o reconocimiento social, que generan un sentimiento de agrado transitorio. Sin embargo, la felicidad absoluta, según Ikeda (2018) puede alcanzarse “cultivando un estado de vida de abundante sabiduría y fuerza vital, que nos permita superar cualquier tipo de adversidad o de obstáculo; en suma, denota un estado espiritual donde la vida, en sí misma, es una causa de alegría” (p.11). Brülde (2015) intenta acercarse al termino felicidad de la siguiente forma: 

…es como un estado mental complejo, parcialmente cognitivo y parcialmente afectivo. Ser feliz es una cuestión de evaluar cognitivamente la propia vida como un todo de manera positiva (estar satisfecho con la propia vida tomada como un todo) y de sentirse bien en general. (p.163) 

Como vemos, la felicidad es un amalgamado de interpretaciones subjetivas, la cual suele concebirse bajo una percepción optimista o, al menos, eso es lo que he podido observar en la sesión de hoy. En ella, de forma grupal hemos consensuado buscar palabras, ideas o imágenes que nos acercasen a la felicidad. A partir de las imágenes e ideas que hemos compartido llego a las siguientes conclusiones [vii]: 

Ilustración 4. ¿Qué es la felicidad? Fuente: elaboración propia.
  1. La felicidad es compartir, estar rodeados de personas que nos quieren, nos valoran y nos respetan.  
  2. La felicidad es nacer, crecer y florecer.  
  3. La felicidad es ser libre, poder volar sin ataduras.  
  4. La felicidad es invertir el tiempo en aquello que nosotros consideramos importante.  
  5. La felicidad es un sentimiento que está dentro de nosotros y que se manifiesta con mayor intensidad cuando observamos que estamos alcanzando las metas que nos habíamos propuesto.  

Pensando más tranquilamente sobre este concepto, me doy cuenta de que lo importante no es definir qué es la felicidad: lo importante es intentar alcanzarla de forma consciente, siguiendo el camino que uno mismo construye día a día. No obstante, debemos entender que los caminos presentan obstáculos y trabas que te obligan a parar, respirar, pensar y tomar decisiones. Es un viaje que puede obligarte a retroceder, pero ello no implica fracasar, todo lo contrario, significa tener una nueva oportunidad para emprender el camino de forma diferente. Durante el viaje te estresas, lloras, sufres, tropiezas, caes, pero también te levantas, ríes, descubres, añoras, conoces y amas. La felicidad implica, en cierta medida, pasarlo mal para aprender a valorar los mejores momentos de la vida. 

La asignatura Educación para la Felicidad ha sido un aliciente, un primer acercamiento a: establecer los cimientos de una autoestima y autoconocimiento positivo, valorar la individualidad de cada persona, cooperar y construir unidos, aprender de la mano de otras personas, pertenecer a algo, respetar y ser respetado, afrontar el miedo y la incertidumbre con optimismo, aprender a aprender, percibir los defectos como oportunidades para mejorar y apreciar las virtudes, enseñar aprendiendo, y a amar y ser amado. No sé qué destino me espera, ni tampoco qué me deparará el futuro, pero sé que sigo construyendo y alcanzando las metas que me he propuesto. 


[1] Patricia Martínez Moris. Graduada en Magisterio de Educación Primaria en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá. Alumna de la asignatura de Educación para la Felicidad. Curso 2020-21.  

[2] Coral Sebastián Cortiguera. Graduada en Magisterio de Educación Primaria en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá. Alumna de la asignatura de Educación para la Felicidad. Curso 202021. 

[3] Alba Alonso Pérez. Graduada en Magisterio de Educación Infantil en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá. Alumna de la asignatura de Educación para la Felicidad. Curso 2020-21. 

[4] Belén Isabel Pérez Hernández. Graduada en Magisterio de Educación Infantil en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá. Alumna de la asignatura de Educación para la Felicidad. Curso 202021.  


[i] Regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre éstas. Significado de Ubuntu. (s. f.). Significados. Recuperado 11 de junio de 2021, de https://www.significados.com/ubuntu/

[ii] Gobierno de España, Tres de cada cuatro jóvenes Españoles de 20 y 24 años han alcanzado el nivel de Bachillerato, fuente: https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/educacion/Paginas/2021/230221-datos.aspx

[iii] Ministerio de Educación, Gobierno de España: https://www.educacionyfp.gob.es/prensa/actualidad/2019/09/20190910-ocde.html

[iv] Página oficial del cortometraje “Cuerdas” en Youtube: https://youtu.be/4INwx_tmTKw

[v] Bethel, D. M. (1989). Education for Creative Living: Ideas and Proposals of Tsunesaburo Makiguchi. Soka Gakkai / Iowa State University Press.

[vi] https://youtu.be/GUfa7p5qqa0

[vii] La versión completa de estas ideas se puede consultar el siguiente enlace: https://docs.google.com/presentation/d/1ioVlEhCh8LsgdBfM6TWhXvoaeJk2t0sg-3bAAre-0NM/edit#slide=id.gbe54fe778d_0_0


Referencias

Bethel, D. M. (2009). Education for Creative Living: Ideas and Proposals of Tsunesaburo Makiguchi. Iowa State University Press.  

Brülde, B. (2015). Well-Being, Happiness and Sustainability. En J. H. Søraker et al. (Ed.), Well-Being in Contemporary Society (pp. 157-176). Basel: Springer International Publishing. 

Cataluña, D. (2020). IEPP Podcast. Instituto Europeo de Psicología Positiva. https://www.iepp.es/podcast/ 

Garrison, J.; Hickman, L., & Ikeda, D. (2014) Living as learning. John Dewey in the 21st Century. Dialogue Path Press.  

Iborra, A., & García-Varela, A. B. (2018) Felicidad y Educación: explorando el sentido de las prácticas educativas por medio de la creación de valor. En H. del Castillo y P. Gómez (Eds) Educación y Compromiso Social: Aprendizaje Servicio (ApS) y otras metodologías, pp. 155 – 163. Servicio de Publicaciones Universidad de Alcalá. 

Iborra Cuéllar, A., & García-Varela, A. B. (2020). Educación para la felicidad: creación de valor en el contexto de la Psicología del ciclo vital. En Sandoval Obando, E., Serra Desfilis, E. y F. García, O. (Ed.), Nuevas Miradas en Psicología del ciclo vital (pp. 89-121). RIL editores.  

Ikeda, D. (2018). La sabiduría para construir la felicidad y la paz, 1.  Ediciones Civilización Global. 

Mackenzie, C. S., Karaoylas, E. C., & Starzyk, K. B. (2018). Lifespan differences in a self-determination theory model of eudaimonia: A cross-sectional survey of younger, middle-aged, and older adults. Journal of Happiness Studies, 19(8), 2465-2487. 

Makiguchi, T. (1998). Educación para una vida creativa. Editorial Uflo.  

Sherman, P. D. (2016). Value creating education and the Capability Approach: A comparative analysis of Soka education’s facility to promote well-being and social justice. Cogent Education, 3, 1-15. 

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