Por Tim Ingarfield1, Alejandro Iborra2 y Ana Belén García-Varela3
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 4 · Dic. 2021
RESUMEN: En este diálogo se reflexiona en torno a la noción de crear valor, considerando distinciones fundamentales tales como el valor como producto y como proceso, o la diferencia entre crear valor (con un carácter colectivo) y crear sentido (con un énfasis más individual). Tim Ingarfield advierte sobre la tentación de crear una dictadura del bienestar, una vez que alguien trata de prescribir su propio sistema de valores a los demás, presuponiendo que sería válido para todo el mundo. En conexión con ideas de Tsunesaburo Makiguchi, analiza la importancia de una práctica continuada de crear valor, que tiene en cuenta no solo la eficacia de lo que se hace, sino también su estética, para lo que resulta fundamental tener en cuenta todo aquello que desconocemos, con el propósito de supervisar cómo sabemos y actuamos o, lo que es lo mismo, investigar activamente, en vez de contentarnos con aparentes fragmentos de información. Crear valor, ligado a los procesos de aprendizaje, implica ser capaz de realizar distinciones en la experiencia propia. En relación con el concepto de sabiduría de Makiguchi, Ingarfield defiende una secuencia constructivista consistente en priorizar saber hacer para solo entonces pasar a explicitar con palabras aquello que ya se sabe hacer, en vez de, como es más habitual, aprender algo en abstracto para pasar a practicarlo.
PALABRAS CLAVE: Valor, apreciar, experiencial, supervisión, DBM.
ABSTRACT: This dialogue between Tim Ingarfield, Alejandro Iborra and Ana Belén García-Varela reflects on the notion of creating value, considering fundamental distinctions such as value as a product and as a process, and the difference between creating value (with a collective character) and creating meaning (with a more individual emphasis). Tim Ingarfield warns about the temptation to create a dictatorship of welfare, once someone tries to prescribe his own value system to others, assuming that it would be valid for everyone. In connection with Tsunesaburo Makiguchi’s ideas, he discusses the importance of a continuous practice of creating value, which considers not only the effectiveness of what is done, but also its aesthetics, for which it is essential to take into account everything we do not know, in order to supervise how we know, or, in other words, to actively investigate, instead of being satisfied with apparent fragments of information. Creating value, linked to learning processes, involves being able to make distinctions in one’s own experience. Linked to Makiguchi’s concept of wisdom, Ingarfield defends a constructivist sequence consisting of prioritizing knowing how to do and only then going on to make explicit in words what one already knows how to do, instead of, as is more usual, learning something in the abstract and then practicing it.
KEYWORDS: Value, appreciating, experiential, supervision, DBM.
1. Introducción
Alejandro Iborra: Lo que pretendemos, sobre todo, es conversar libremente sobre un tema que ya te propusimos que es esto de “crear valor”. Es el gran tema, ya sabes que es uno de los puntales o ejes de nuestro instituto y de lo que nos interesa. El cuarto número de la revista, justamente, va a estar orientado a esta cuestión de crear valor y pensé en ti como un posible conversador, un posible experto o alguien que, sobre todo, podría aportar otra mirada, otra perspectiva a esta cuestión. ¿Por qué he pensado en ti? Luego te voy a pedir que te presentes tú mismo, pero nos conocemos, haciendo cuentas, creo que desde 1998, si no recuerdo mal, 98 ó 99; yo hice el Practitioner[i] al acabar la carrera, desde ahí nos conocemos. Para mí siempre ha sido un gran estímulo conversar y relacionarme contigo desde entonces. Eres de las personas que más ha impulsado mi pensamiento, por decirlo de alguna manera, o incluso, por qué no, hasta mi manera de ser, llevándome a territorios que desconocía o que, por lo menos, no conocía inicialmente, en cierta manera como un descubridor de áreas que hubiera tardado a lo mejor mucho más tiempo descubrir. Entonces, fue una suerte haberte conocido tan joven.
Como presentación, aunque lo que ya he dicho forma parte también de la presentación, Tim Ingarfield fue conocido en España primero, aunque ya no tanto, por haber introducido lo que entonces era muy novedoso: la programación neurolingüística. Inicialmente estuviste haciendo bastantes cursos de programación neurolingüística, dejando atrás una perspectiva tradicional para trabajar con John McWhirter, que estaba remodelando y presentando una perspectiva distinta, no es que fuera complementaria, sino distinta a la programación neurolingüística que era el Modelado Conductual Desarrollativo (Developmental Behavioural Model) y en ese sentido, para mí, eres el introductor de esta aproximación al modelado en España, a la experiencia subjetiva del ser humano, que es tremendamente compleja, no solo la experiencia sino la propia disciplina en sí. Entonces, haber introducido en España el trabajo de John McWhirter, es algo que yo creo que tengo que decir como carta de presentación.
Además, algo que ha sido en cierta manera un ejemplo para mí, y más cuando una persona está empezando su propia carrera profesional, es ver a alguien que se dedica a la formación, a la consultoría con empresas y organizaciones, y alguien que se dedica también a la terapia, es decir, alguien que aglutine diferentes áreas para mí era un buen ejemplo de lo que, a lo mejor en un futuro, yo también quería hacer. No es tan común encontrar a gente que se oriente a tantas facetas diferentes. Creo que también has sido, en cierta manera, un pionero en el uso de las nuevas tecnologías en la formación no solo ahora en este momento pandémico, usando sesiones híbridas o sesiones online con mucha familiaridad, muy rápido, sino que desde hace mucho tiempo siempre hemos estado conversando también sobre de qué manera utilizar las nuevas tecnologías. Sobre todo, para algo muy difícil como son las metodologías experienciales, no para transmitir información, sino también para interactuar activamente con otros en clase. Se hace mucho más difícil cuando hay una distancia de por medio y solo estamos aquí como dos bustos parlantes.
Por otro lado, a parte de los contenidos de los diferentes cursos y ámbitos donde hemos podido coincidir, una de las cosas que para mí son bastante relevantes como ejemplo de tu trayectoria profesional es cómo has creado valor en tu propio día a día, en tu propio trabajo y también en tu propio desarrollo personal. Creo que es un raro ejemplo de alguien coherente con lo que enseña, que en cierta manera lo vive con, como todos, posibles contradicciones o incoherencias puntuales [Tim Ingarfield ríe]. Es decir, no voy a idealizar a nadie y, justamente, eso también tiene valor para mí. Desde 1998, ha habido tiempo más que suficiente para ver a alguien afrontando crisis, incluso, no solo las que haya tenido yo en este periodo (que también las he tenido), sino que he podido presenciar también alguna. Y creo que es durante una crisis cuando ves cómo alguien se autogestiona o como uno hace más allá de lo que dice. Y aquí es donde me has dado ejemplos de coherencia: en cómo tratas de vivir desde lo que sabes hacer, si es que se puede o no desligar. Entonces, desde ahí, ahora si quieres preséntate tú mismo [Tim Ingarfield ríe], esta es mi presentación desde mi perspectiva.
Tim Ingarfield: Vamos a ver, me siento, no solo halagado por lo que acabas de decir, sino bastante bien reflejado, especialmente, quizá, en lo que han sido las aspiraciones de lo que quiero hacer, no tanto en lo que he podido conseguir. Pero sí que es cierto que ha habido siempre una cierta aspiración a hacer exactamente eso: a utilizar la realidad como prueba de tornasol casi, como la manera de notar si algo realmente tira, el mundo es lo que tenemos, el universo o las personas si quieres, me da igual la etiqueta que quieras utilizar. Es muy fácil desviarse por fantasías en momentos de crisis como dices, en momentos, también, de aparente éxito y es quizá una de las cosas que he intentado/aspirado a mantener: ese sentido de apertura a la realidad, a las cosas que se viven.
A lo largo de mi vida, tú claro que me encontraste ya pasada la crisis de los 40 o por lo menos pasada la crisis de los 30, pero, claro, en ese momento ya había estado haciendo mis pinitos y búsquedas en el Psicoanálisis, en Gestalt…, en diferentes tipos de trabajo con personas y lo que me gustó especialmente cuando encontré el trabajo de John era que él había conseguido lo que yo aspiraba hacer. Yo siempre tenía ese sentido de querer interactuar directamente con ese bicho con dos piernas, dos brazos…, que tienes delante que, como mínimo, es igual de interesante e inteligente, todo lo que tú quieras decir, que tú, y posiblemente más; y siempre me había, no solo irritado, también me había parecido profundamente disfuncional cualquier intento de trabajo con personas que partiera del sentido de que una persona falla, de que una persona está rota o que no está funcionando, en ese sentido de que “tú no sabes, yo sí sé”. Entonces, descubrí que John no solo tenía aspiraciones muy parecidas, sino que había conseguido hacer algo al respecto, es decir, que había empezado a trabajar sistemáticamente, no solo sistémicamente (que también), sino de una forma que a mí me dejaba boquiabierto de admiración. Tenía la capacidad de seguir trabajando, manteniéndose y, especialmente, de no tirar nunca por lo que hubiera parecido fácil.
La dificultad que había encontrado con muchas de las diferentes aproximaciones que había explorado es que al final se centraban en el contenido, en lo que habían creado como procedimientos. Y, claro, esto no es más que el producto, es decir, es producto y tiene valor, nos interesan más productos que otras cosas porque tienen más estabilidad, aunque sea una estabilidad relativamente efímera, pero, claro, ¿cómo se hacen esos productos? ¿cómo funciona esto que todos hacemos que es crear el mundo en el que vivimos y co-creamos junto con otros también? Identificar que esto ocurre ya lo habían hecho bastantes personas, no era vox pópuli, ni siquiera una forma comúnmente aceptada, pero sí era una idea bastante común. Pero exactamente cómo esto funciona, cómo es el proceso, era realmente, y sigue siendo para mí, un territorio sin cartografiar. Si no incluimos el trabajo de John, yo no conozco a nadie que esté trabajando sistemáticamente sobre ese sentido de cómo funcionan las maneras que tenemos de dar sentido a la vida que estamos trabajando.
2. Diferenciando entre productos y proceso a la hora de crear valor
Yo tenía, como digo, la necesidad de confirmar que cuando estás delante de otra persona puedas comprobar si tu intervención hace una diferencia o ayuda a que se haga una diferencia. Aquí hay una persona que necesita, que quiere, que le gustaría hacer algo diferente y la prueba de verificación implica comprobar si se hace o no se hace, y eso no incluye dictarle tus términos, es decir, mis términos ya los he hecho, aunque tú no hayas conseguido nada en los tuyos propios; pero yo tenía siempre ese sentido de: “esta persona ¿de qué manera la estoy ayudando realmente?
Esa diferencia que estoy queriendo hacer entre contenido y proceso creo que es muy importante porque se habla demasiado, para mí, de valor y demasiado poco de valorar, es decir, se habla mucho del producto, se habla mucho de lo que es el sentido o el diferencial, si quieres, y, por supuesto, me parece muy bien, pero el riesgo es que se acaba haciendo una especie de mercadeo de productos de valor. Está ocurriendo con cuestiones como el Mindfulness y demás cosas, alguien lo ha llamado, no sé si con acierto “McMindfulness”[ii]. Este (mindfulness) es un concepto, como sabéis de sobra, que viene del budismo y que ni siquiera se utiliza bien en la traducción.
Volviendo al tema, más allá de esto, para crear valor creo que es necesario contemplar de qué manera se valora y especialmente de qué manera se consigue valor, es decir, hay una cuestión en esto de la capacidad de identificar: si colocas a dos personas una al lado de la otra y piensas “bueno, uno de estos saca más de la vida que la otra” y se plantean cuestiones como “vale, la persona que saca más de la vida ¿qué es lo que sabe hacer o qué es lo que hace que quizá la otra persona no está haciendo?”. Y, claro, ahí hay muchas posibles maneras de contestar, pero una que a mí me gusta especialmente es la de la propia capacidad de apreciación, la capacidad de apreciar, lo que John llamaría la “Inteligencia Apreciativa” que, una vez más, no es un sentido de inteligencia de contenido, sino de manera de hacer. Claro que, en resumidas cuentas, sí es cierto que me he involucrado en una especie de, no diría lucha ni cruzada ni pelea ni misión… Diría que me ha gustado hacerlo y he notado que algunas personas han coincidido.
Dicho sea de paso, una de las personas, ya que estamos halagándonos mutuamente, eres tú [Alejandro] porque lo que has estado creando ahí en Alcalá siempre me ha parecido un ejemplo muy digno de difundir, de lo que es posible, incluso en un ambiente bastante restrictivo como es el académico. Y claro, una de las experiencias más interesantes de mi vida, en la última parte de mi vida al menos, han sido las que he podido compartir allí en Alcalá, haciendo algunas experiencias quizá un poco innovadoras. Creo que este aspecto de estar explorando, queriendo ir más allá, estar innovando en algo es también un componente importante en eso de crear valor y ahí paro la introducción porque no tengo mucho más que decir.
3. Valorar como proceso, no como producto
Alejandro Iborra: has abierto muchos frentes para conversar. Yo creo, de entrada, que coincidimos mucho en esta distinción entre producto y proceso. Nosotros nunca hemos prestado atención a los valores, ni al valor en sí; sino al proceso de valorar.
Desde que empezamos la asignatura Educación para la Felicidad siempre hemos tenido muy claro que la clave es el proceso en sí de crear valor, de crear sentido en lo que hacemos y lo difícil que es concretar dicho proceso, por lo de siempre, porque estamos mucho más acostumbrados a atender a los productos. Por ejemplo, la Psicología Positiva creo que es un buen exponente de creación de productos. Como el tema de las fortalezas de Seligman[iii]: puedes estar haciendo listados y listados interminables de fortalezas y cada vez puede haber una. Están orientadas al producto y no al proceso en sí de cómo algo te fortalece de hecho, que es distinto. Un ejemplo de este proceso sería notar cómo estás colocado de entrada ante cierto tipo de situaciones. Por ejemplo, como coloque me refiero a tu predisposición de partida que puede ser activamente generada y no estar respondiendo pasivamente, sin más, a una situación. Yo creo que es un aspecto que tenemos muy compartido que, además, no solamente lo hemos obtenido de la tradición del DBM (Developmental Behavioural Modelling). Es una tradición que no deja de ser constructivista, que se toma en serio esto de ser constructivista, sino también desde una tradición más oriental, japonesa, por el trabajo inspiracional de Makiguchi, que creo que es la persona que más nos inspira en nuestra construcción de valor. No sé tú, Ana Belén, con qué has conectado mientras hablábamos de esto.
4. La diferencia entre crear valor y dar sentido
Ana Belén García: ha sido muy inspirador cuando Tim comentaba sus puntos. Me apuntaba aquí esta pregunta que decía de “¿cómo damos sentido a la vida? Y ¿cómo se construye ese valor?” Me parece un tema muy interesante porque, leyendo a Makiguchi, creo que hay un pequeño matiz al que sigo dándole vueltas y es esa diferencia entre crear valor y dar sentido. Creo que tal vez, a lo mejor vosotros me podéis corregir, el dar sentido, tal vez, a veces, se centra mucho en lo individual y creo que la creación de valor, al menos tal cual lo plantea Makiguchi, tiene más que ver con un sentido colectivo. Makiguchi habla del ‘bien’ en el libro “Educación para una vida creativa” y dice: “el valor social que repercute en la existencia colectiva del grupo”, como esa transformación individual que no solo repercute en tu cambio personal, sino que repercute también en la sociedad, en tu contexto cercano y en la sociedad, en general. Creo que es muy interesante porque tiene que ver con una transformación que no es solamente personal o tiene que ver con el individuo, con ese ser que decía Tim, sino con lo complejo que es, además, poder generar ese cambio que también repercute en el contexto. Y creo que este es un matiz importante para diferenciar entre el sentido y el valor, no sé cómo lo veis.
Alejandro Iborra: Yo creo que esa dimensión interpersonal, comunitaria, social… propia de Japón es algo que también cuesta rescatar en Occidente porque es una perspectiva mucho más individual de entrada y a la hora de crear valor también, porque parece que es el resultado de un proceso más individual. Como con la creatividad, que parece que hay personas más o menos creativas y se pierde de vista que hay sistemas más o menos creativos que favorecen o no la emergencia de ideas. Se puede ver, complementariamente, desde las dos perspectivas, pero la ventaja de trabajar con Japón es que se enfatizan estos elementos, vamos a llamarlos, relacionales. Antes decías [Tim] que había creado valor aquí en Alcalá, pero nunca lo he hecho solo, siempre ha sido en relación con o junto con otras personas. Desde luego, con Ana Belén el instituto, que sin ella nunca hubiera surgido, y sobre todo a partir de las conversaciones que empezamos a tener y cómo hicimos algo con esas conversaciones, eran conversaciones transformadoras porque se tradujeron en acciones. Yo creo que es algo importante. No sé si el valor va orientado a ciertos logros, no lo sé, o a cierta consecución; mientras que el sentido es algo más abstracto o amplio, o lo es al revés, no lo sé; muchas veces, generalmente, se toma como sinónimo, y no son sinónimos o no debieran.
Ana Belén García: A mí cada vez me parecen menos sinónimos. Pensaba en la asignatura, por ejemplo, para nosotros puede tener sentido porque es una asignatura que nos gusta, que nos interesa y que nos apetece desarrollar, pero creo que no podríamos crear valor si no impactara en el grupo, si no hubiera realmente algo que se genera a partir de ahí.
Alejandro Iborra: O sea que para ti el valor incluye, necesariamente, un impacto en los demás, y en el colectivo, y el sentido es más individual.
Ana Belén García: Para mí sí, para mí puede tener sentido la asignatura.
Alejandro Iborra: Pero igualmente… Tim, intervén en nuestro diálogo cuando quieras… el sentido es también colectivo, se construye en el grupo y, de repente, sales de una sesión y esa sesión ha sido relevante, ha tenido sentido para todos, o la asignatura tiene sentido; claro, tiene sentido porque se ha conseguido algo valioso, el proceso ha sido valioso o ha habido alguien que ha hecho diferencia y ¿cómo eres consciente y percibes las múltiples diferencias que hacen una diferencia? Yo creo que parte del sentido tiene que ver, justamente, con identificar las diferencias, a qué nivel están y en qué consisten; forma parte de ese proceso ¿qué piensas, Tim?
5. Inconvenientes en la prescripción de lo que es valioso o la relación sistémica entre crear y conseguir
Tim Ingarfield: En mi experiencia, lo que quizá confunde a muchas personas es que, y lo he visto muchas veces a lo largo de mi vida, encuentran una forma de crear valor y lo que acaban creando al final es una especie de dictadura de bienestar. Es decir, “lo que tenemos que hacer a efectos de avance social es esto”, y es relativamente fácil empezar a utilizarlo para dictar al mundo lo que tiene que hacer y tiene que ser. Lo cual acaba siendo, como la expresión inglesa “la cola menea al perro”, es decir, exactamente al revés, un poco como esa noción de las leyes del universo, el universo no obedece leyes, hace lo que hace, es decir, nosotros podemos entenderlo y podemos darle el nombre que queramos.
A lo que voy con esto, cuando inicialmente me comentasteis esta posibilidad estuve dando vueltas a una frase de Bertolt Brecht, el dramaturgo alemán, que dice (en el “Círculo de Tiza Caucasiano”) “el valle para los que riegan”, es decir, para los que saben cultivar, para los que sepan. Y hay una cuestión importante, quizá, en esa noción: “¿quiénes van a poder aprovechar los recursos que existen?”. Porque claro, una cuestión fundamental es el reparto justo, apropiado de los recursos que haya y una cuestión interesante es si se prioriza el reparto de recursos o se desarrolla la capacidad de aprovechar dichos recursos, o se desarrolla la capacidad de entender cómo funciona esto de apreciar recursos…; porque me he encontrado, en mi trabajo como terapeuta, a muchas personas que están realmente rezumando ganas de crear valor para sus hijos, amigos, compañeros…, para la sociedad en general, pero muchas veces enfocado en “lo que yo doy y lo que yo puedo hacer, dando por hecho que los demás tienen que apreciar lo que estoy dando y tienen que hacerlo de la manera en la que yo lo estoy dando”. Y, claro, ese es un curso muy rápido, aceleradísimo, de frustración, porque lo que acababan haciendo es intentar “romperse los cuernos” insistiendo en que se haga lo que ellos quieran, porque, al fin y al cabo, era por su bien, por el bien del planeta o por el bien de lo que sea, sin tener el más mínimo sentido de cómo las otras personas consiguen construir valor.
En esta línea, crear/conseguir es algo bastante parecido al liderar/seguir. Es como una especie de binomio en el que crear, en cierto sentido, no se va a crear nada que otra persona no consiga. La clave es la interacción entre crear y conseguir. Un aspecto depende del otro y existe una especie de relación sistémica y, claro, una cuestión fundamental es la curiosidad y la capacidad de indagar en esto en detalle, saber cómo funciona y cómo está funcionando constantemente. Porque yo sé que ahora soy capaz de apreciar y de conseguir valor en abundantes áreas de mi vida que hace años, sencillamente, no existían, es aquello que muchas veces dice John: “aquello que no distingues, que no notas, es como si no existiera para ti”. Claro que, si estamos hablando de cuestiones fisiológicas, a lo mejor, se puede hablar de que el efecto sí existe para ti, pero eso sería entrar en cuestiones del Obispo Berkeley[iv] y cosas así que a lo mejor no es exactamente lo que estamos hablando aquí. Es un poco lo que estaba pensando al escuchar lo que estabais comentando.
6. Sobre la importancia de la práctica continua
Por otro lado, también está la cuestión de la dificultad de poder crear objetos virtuales con el pensamiento y la facilidad con la que otras personas invierten en ellos y crean objetos virtuales derivados de otros objetos virtuales. Decía esto por lo que decía Ana Belén, que me parece muy significativo, citando a Makiguchi: esta cuestión de dar sentido o dar valor; porque creo que están íntimamente relacionadas las dos cuestiones de manera necesaria. Una de las cosas que me encanta del budismo, concretamente, es que, a diferencia de la noción católica de los estados de gracia y que una vez conseguido ya está, enfatiza mucho el aspecto práctico, el hecho de que realmente valores algo que tienes que hacer, es decir, es, para mí, una religión muy práctica que tiene que ver con, constantemente, estar involucrado y estar haciendo: regenerando, rehaciendo. Eso a mí me resulta muy atractivo porque coincide con mi experiencia del mundo, de la vida. Otra cuestión es cómo utilizamos significado o sentido, si quieres, como base estructural para algo tan efímero como es el valor, porque una vez conseguido desaparece, es decir, hay que regenerar y rehacer. A mí me resulta fascinante, una vez más, el trabajo que ha hecho John u otros en cómo identificar, en términos de proceso, esas relaciones. Un poco al hilo de lo que estabas comentando tú, Alejandro, de lo relacional, a nivel intrapersonal, resulta importante cómo se está manejando la experiencia propia, porque puedes sustituir la experiencia en sí por tus conclusiones acerca de la experiencia, algo que denomino objetos virtuales; o puedes manejar la experiencia sin sustituirla, pero sin tener que estar con toda la experiencia a la vez. Y esto es algo para mí muy práctico e importante porque entra en la cuestión de cómo ir al detalle suficiente para incluir, en el sentido de valor, el mayor abanico de experiencia posible. Supongo que es a eso a lo que estoy queriendo llegar.
7. Importancia de transferir el proceso de creación de valor a diferentes contextos
Ana Belén García: Me parece muy interesante esa idea del significado que decías, de cómo, a través del significado, podemos construir valor; cómo, a través de esa experiencia, se va construyendo constantemente ese valor. Es una idea también de Makiguchi porque él plantea esa idea de cómo lo vamos construyendo, día a día, a través de la consecución de nuestros objetivos. Es decir, nunca terminas de construir valor, no es algo que termine, no es un producto. Antes hablabais de proceso, pues es un proceso constante en el que vas dando significado y va muy conectado, si te entendía bien, con la acción ¿no? No es solo el significado en algo abstracto, en una construcción abstracta, sino que nos lleva a actuar sobre nuestra realidad. Estaba pensando en relación con lo que hacemos en el aula: sería absurdo que se quedara en el aula y en una construcción teórica si después no sirve para hacer algo.
Alejandro Iborra: Es curioso, hablando de acción. Viniendo hacia aquí, he atravesado una especie de pasarela con columnas y en ellas hay carteles con frases inspiradoras del tipo: “si buscas el mejor momento es este” y cosas así, y ese tipo de frases, que pueden ser muy manidas o tópicas, al mismo tiempo te dan una oportunidad de parar y pensarlo. Los autores de esas frases fueron nuestros alumnos de la asignatura Educación para la Felicidad del cuatrimestre pasado. Estamos hablando de que las colgaron en mayo/junio y ahí siguen, pudiendo influir a cualquiera que se pare a echarles un vistazo. Lo interesante es que esa acción que va más allá del aula fue pensada y decidida por ellos libremente, como una manera de dar sentido a un trabajo final. Una de las cosas con las que también estamos de acuerdo es sobre la precaución de no dictar y respetar el propio proceso de aprendizaje de los alumnos, de cómo dan valor a lo que hacen, porque depende de ellos como grupo y decidieron hacer esto y, con independencia de lo que nosotros pensáramos, respetamos, obviamente, lo que querían hacer. Esto se hace muy poco, creo que no hay esa flexibilidad en el contexto de la enseñanza, no hablemos en el contexto de otras administraciones. No hay una confianza hacia las personas que tienen que llevar a cabo la actividad principal, que en clase es por parte de los alumnos.
Ana Belén García: Pero también ocurre en la terapia ¿no? Antes comentaba Tim que cuando tienes a ese ser delante, me da la sensación de que, muchas veces, se espera que un experto venga a decirte o a hacerte reflexionar sobre tu propia vida para hacerte tomar ciertas decisiones; y creo que esta idea de cómo crear sentido y cómo crear valor tiene que ver con cómo tú mismo, a partir de ese diálogo que puedes tener en la clase o en terapia, vas construyendo ese sentido o valor en tu vida.
8. La importancia de supervisar ante los límites del conocimiento
Tim Ingarfield: Esto conecta con algo que comentó Alejandro en la entrevista que hicimos el otro día[v] ¿no? Quizá hoy más que nunca hay muchos aspirantes a decirte cómo es el mundo, cómo son las cosas por motivos más o menos siniestros o más o menos inocuos, pero, claro, una cuestión, tal vez fundamental, es algo que aprendí quizá hace unos 20 ó 25 años y es, literalmente, a ver a las personas, a cada una, como el centro de su propio mundo, en 360º, no como un personaje secundario en el mío. No es que una cosa sea más correcta que la otra; si yo estoy hablando socialmente muchas veces prefiero la versión de personajes secundarios, pero cuando estás hablando con personas es muy importante ese sentido de poder notar que alrededor de cualquier persona está todo lo que es su mundo.
Por ejemplo, sobre estos alumnos que hicieron los carteles, hay un sentido en el que este ha podido ser un ejercicio de ‘lugares comunes’, pero una cosa es conseguir algo y otra apreciar lo que se ha conseguido. Otra manera de verlo es que esas personas sean capaces de conseguir durante el proceso de realizar la acción complementariamente a lo que consigan tras apreciar lo realizado; y creo que es imposible decir que es una cosa u otra, creo que haría falta más información de la que pudiéramos tener jamás como para decir: “bueno, esto es una cosa u otra” y, claro, como dijo el psiquiatra Thomas Szasz “en el reino animal la regla es comer o ser comido; en el reino humano, definir o ser definido» (p.25)[vi] y creo que este sentido de hasta qué punto fomentamos las habilidades, las capacidades de crear estructuras que realmente operen para que sean fiables y robustas, para, predeciblemente, crear valor; para, predeciblemente, servir para que las propias personas puedan enriquecer sus propias vidas y la de los demás. Entiendo que parte de la robustez ahí no es solo saber hacerlo y haberlo hecho unas cuantas veces, sino tener un sentido de supervisión, de saber cómo funciona.
Por ejemplo, esta cuestión de que puedes saber lo que quieras sobre lo que sea, pero lo que sepas no va a ser definitivo. El dicho atribuido a Sócrates “solo sé que no sé nada”, aparte de ser una contradicción, resulta un poco irrelevante porque siempre se sabe algo, pero nunca se sabe todo: “lo que sé de esto, no es todo lo que hay que saber, pero tampoco es absolutamente nada” como mínimo es una posible aproximación errónea o es una cuestión metafórica, como tanto una imagen, esta podría ser la cuestión. Pero, claro, supervisar lo que sabemos y también la manera en la que lo llevamos a la acción, dependerá de la manera en la que notemos, teniendo claro que el mundo siempre estará más allá de lo que sepamos sobre dicho mundo; siempre estaremos desactualizados en cierta manera. Claro, en según qué momento esto da un poco igual, pero en otros momentos quizá puede ser fundamental, especialmente, en momentos en los que hay cambios tecnológicos o legislativos, lo que muchas veces se llama CAMBIO: “los grandes cambios”; porque, claro, esa capacidad de supervisar lo que estás sabiendo, cómo llevarlo a la práctica, cómo mantenerlo todo y cómo mantenerte abierto a la realidad es fundamental y si no me equivoco creo que es una de las cuestiones que estáis persiguiendo en lo que estáis haciendo.
9. Aprendiendo del aprendizaje en entornos virtuales
Alejandro Iborra: Tenemos que sobrevivir. En términos de la estructura hemos creado el instituto y tenemos que sobrevivir en el sentido de mantenernos viables a lo largo del tiempo, pero es algo que nos ocurre a todos, incluso a las instituciones más estables, aparentemente. Por ejemplo, la universidad está ahora mismo afrontando grandes cambios de los que muchos no se dan cuenta, pero los cambios están ahí y están empezando a influir en lo que va a ser el mundo de la educación en los próximos años. Instituciones tan grandes como las universidades van a cambiar; pero ¿cómo estás viviendo tú este contexto actual donde los cambios han sido enormes? Por ejemplo, nosotros hemos tenido relativamente fácil acceder a nuestros “clientes” o personas con las que trabajamos, a los estudiantes, en los entornos virtuales que más o menos teníamos preparados. Claro, hemos tenido que crear valor en esos entornos, aprovechar la oportunidad, ver qué se podía hacer porque se pueden hacer muchas cosas; hemos aprendido muchas cosas que antes ni nos imaginábamos. Por ejemplo ¿cómo has vivido tú eso desde tu perspectiva, trabajando también con gente a este nivel de intimidad conversacional que mantienes?
Tim Ingarfield: Uf, esto es fascinante porque yo he vivido una especie de polarización, es decir, existe ese mundo un poco íntimo, como dices, que se continúa, que, principalmente, se propaga hablando unas personas con las otras, es decir, las personas que se interesan, por ejemplo, por lo que hacemos principalmente se interesan porque tienen amigos que ya se han interesado o son personas de una cierta confianza. Va más allá de lo que se puede decir publicitariamente por así decirlo, y luego ya está ese enorme mundo de marketing en internet y de muchos procedimientos diferentes, protocolos…, lo que quieras, que se hacen moda de un año para otro. Asisto a ello un poco extrañado, porque parece que va un poco al margen de la realidad y luego ya, en medio de las dos, están iniciativas como la vuestra, cosas que aun reconociendo que existe toda esa especie de mundo virtual y que existe ese mundo también más intimista, lo que se intenta hacer, entiendo por lo menos, es aprovechar lo que puede ser aprovechable de ambas cosas y la vía, para mí, de hacer esto es, una vez más, investigando en más detalle cómo funciona, la sabiduría tradicional acerca de cómo está funcionando, a mí no me explica nada.
Podemos pensar en términos de, yo qué sé, “funnels”[vii] de venta, no sé ni siquiera si sabéis lo que son Alejandro.
Alejandro y Ana: No [risas de Tim Ingarfield].
Tim Ingarfield: Pues son embudos de venta, la idea es que tú estás como sembrando ahí, ampliamente, poco a poco, y la gente va, inevitablemente, concentrándose como en un tubo que va hacia el depósito de lo que sea. Esto para mí no describe en absoluto ningún proceso de comunicación, describe, como mucho, un proceso de posible manipulación suponiendo que existiera un mundo fantástico de personas más o menos económicamente no muy racionales, en términos de Adam Smith. Pero a lo que voy es que el mundo por el que se rige Internet tiene modelos bastante cuestionables, pero generalmente aceptados, como descripciones de lo que está ocurriendo. Y la institución, la persona, el organismo que quiere crear valor tiene una doble dificultad porque, por una parte, hay mucho que está ocurriendo, por otra parte, hay como muchos mapas de ello, descripciones limitadas que simplifican lo que ocurre y que se llegan a aceptar como: “ah, esto es lo que hay”; en vez de priorizar más investigación sobre cómo está funcionando de hecho.
Una vez más volvemos a aquello que hemos comentado mucho cuando hacíamos cursos allí en Alcalá: un profesor siempre tiene la opción de impartir su conocimiento a los otros porque “él sabe, ellos no saben”. Es un poco como la estructura de poder que hay en la terapia y esas cosas. Si no se incluye en el proceso educativo que la persona que aprende se autosupervise y además sepa investigar para generar más conocimiento, difícilmente va a poder hacer nada operativo en el mundo. Esta es una forma de consagrar el corporativismo en el mundo, por una parte, pero también de crear un avance necesario a trompicones, y por eso valoro especialmente lo que vosotros hacíais ahí en el Master de Docencia Universitaria[viii], al incluir, por ejemplo, la autoevaluación como una cuestión clave en la propia formación porque entiendo la autoevaluación, la autosupervisión y la capacidad de investigar como contestación a la pregunta: cuando lo que sabes hacer no es suficiente para conseguir lo que quieres conseguir ¿qué haces?; y, lamentablemente, la respuesta hoy día suele ser “voy a Google” y Google me va a decir la sabiduría de turno, pero lo que es investigar, quizá, se deja fuera. Ya sé que es una forma, tal vez, tortuosa de contestar lo que estabas preguntando, pero es un tema que me resulta bastante amplio en implicaciones, por eso he ido un poco por Barcelona para llegar a Sevilla.
10. Conocimiento, sabiduría y procesos de supervisión
Ana Belén García: Pero has mencionado conceptos que creo que son muy interesantes que también menciona Makiguchi que son conocimiento y sabiduría. Él no habla de esto último como algo que sea ‘vox pópuli’ que decías tú, sino la diferencia entre lo que yo sé y cómo soy capaz de manejarlo, y ahí entran también aspectos de crítica, de autorreflexión, que tú también mencionabas con la autoevaluación y que creo que son interesantes. Hablando otra vez en el contexto de la educación o terapia, me hacía pensar en esa diferencia entre ser capaz de construir conocimiento o ser capaz de manejar ese conocimiento con sabiduría. Esa idea de sabiduría, de cómo seas capaz de aplicarlo a tu realidad de una manera que puedas crear valor considero que es muy relevante.
Tim Ingarfield: Uy, sí, sí. Ahí hay una cuestión fascinante porque he podido llegar a formalizar hace relativamente poco en el trabajo que está haciendo John con diferentes tipos de inteligencia un poco más la relación entre sabiduría y conocimiento, lo que se puede denominar supervisar sabiamente o supervisar de forma conocedora; y una de las cosas que llegué a entender es que la sabiduría precede al conocimiento. Se puede entender como una manera de entender cómo relacionar cosas, por eso tiene mucho que ver, para mí, con lo que comentaba Alejandro de aspectos relacionales, es decir, qué es lo que apropiadamente se puede relacionar con qué, lo cual es una condición necesaria para poder saber algo acerca de algo, especialmente si estás hablando de crear conocimiento, creencia, hipótesis, convicciones, agrupaciones de experiencia… Todo lo que podemos entender como conocimiento requiere o presupone, más que requerir, una organización relacional que creo que tiene mucho que ver con lo que se llama sabiduría porque, claro, ahí es como aquellos aspectos que muchas veces se comentan que no es solo saber qué hacer, sino saber qué no hacer y en qué momento no hacer, y emprender, resistir y ese tipo de cosas que están en la esencia de algunos.
Creo que es esta cuestión de cómo desarrollar la capacidad de apreciar a partir de comprobar, no solo la efectividad, sino también la estética de cómo aplicamos lo que sabemos ¿no? Porque, claro, una cosa es hasta qué punto hacemos inteligente, sensata o competentemente, y otra cuestión es, quizá, hasta qué punto lo hacemos bonito. Es que hay toda una organización entre la experiencia que surge a partir de hacer algo y lo que significa esa experiencia. Se habla mucho de la experiencia del usuario, en los mundos de internet ahora, entiendo que lo más importante para los usuarios no es su experiencia sino el significado de la experiencia, es decir, lo que le significa lo que está pasando u ocurriendo para él/ella, en términos de si es una cosa innecesariamente difícil, si es una cosa que realmente le resulta un desafío interesante y un largo etcétera, y por supuesto, lo que ese significado a su vez significa, como decía Richards, el significado del significado,[ix] lo que es significativo para él o ella en términos de su propia persona, su propio ser. Y, claro, esto nos vuelve a traer la cuestión de cómo desarrollas la capacidad de apreciar, la capacidad de sacar, no fantasías, sino sacar lo que realmente está disponible, lo cual tiene que ver, entre otras cosas, con distinguir, medir, notar diferencias que marcan diferencia, como decía Bateson[x] hace tiempo. Me estoy explayando, perdón.
11. Aprender de la experiencia de manera natural sin complicarlo con términos abstractos desconectados de dicha experiencia
Alejandro Iborra: Estaba pensando en varias cosas. Una es como repites una y otra vez el verbo apreciar tan vinculado a la idea de crear valor que, además, también coincide con una de las competencias que tratamos de trabajar con nuestros alumnos, esa idea de apreciar porque apreciar es lo que te predispone a notar el valor, es como a estar de entrada sensibilizado a notar en cierta manera, sin eso no hay nada.
Muchas veces, en la Psicología Positiva, esto se trabaja con la idea de agradecer, pero creo que es muy limitado y reducido porque, de nuevo, ya está aceptado, hay una cultura de ser agradecido, de valorar al otro, pero apreciar es mucho más abstracto y amplio y creo que con muchas más posibilidades porque considero que es lo que da acceso de entrada, como decías, a notar a alguien no desde una posición periférica sino desde su propio centro ¿no? Yo creo que apreciar para nosotros, desde luego, es algo clave también y algo que tratamos de trabajar continuamente. El problema es que, cuando hablamos de muchas de las cosas que estás diciendo, creo que demandan a la persona unas habilidades, digamos, metacognitivas, muy grandes, o sea, demandan, no sé hasta qué punto, una capacidad de pensar sobre sí mismo y sobre su experiencia, reflexionar sobre ello; como decías: el significado del significado, ese tipo de estructuras recursivas, de por sí, pienso que demandan un nivel de complejidad mental bastante grande.
Tim Ingarfield: Lo que demanda agilidad mental es pensarlo objetivamente y, precisamente, por eso a nada que empieces con etiquetas como metacognitivo y sensibilidad muchas personas empiezan a sentir una especie de vértigo, lo cual es muy comprensible porque es como pedirle hacer un salto vygotskiano de un lado a otro de la Zona de Desarrollo Próximo[xi] sin pasar por el medio, es como: “ah, sí, eso ya lo sabemos”; en cierto sentido es la enseñanza clásica ¿no? “Si yo lo sé, la diferencia entre tú y yo es saberlo”. Sin embargo, lo que esa persona sabe, la manera en la que ha llegado a saberlo no es porque alguien se lo haya contado y le haya obligado a hacer ese salto, y yo sé, y eso lo sé a ciencia cierta, es que vuestra forma de organizar el aprendizaje no es así porque, claro, tú puedes apreciar una comparación entre alguien que no tiene habilidades metacognitivas, por darlo un nombre, y una persona que sí y piensas: “ostras, qué salto”; sin embargo, lo que es la propia experiencia de ir desarrollando en detalle la experiencia, ir organizando esa experiencia y cómo lo hemos estado haciendo, es algo tan sencillo como recordar que es lo que hemos estado haciendo y reflexionar sobre ello, es decir, se le puede dar diferentes etiquetas que resultan mucho más suaves. Yo, por lo menos, personalmente, prefiero la secuencia de saber hacer cosas y después saber decir lo que sabes hacer, a diferencia de lo que clásicamente se hace: decir lo que vas a hacer y, después, te presentan un problema innecesario de “ostras, entonces esto ¿cómo lo convierto en protocolos para mí mismo para después organizar lo que llaman el programa de estudios?”, y después se preguntan por qué hay lo que llaman dificultades de aprendizaje, es decir, hay un carrito delante del caballo[xii] en todo esto que llevo notando desde hace mucho tiempo. Claro que es complejo, pero cualquier niño de 3 años ya lo está haciendo, no es que estemos pidiendo que hagan nada del otro jueves, sino que lo hagan de una forma organizada y sistemática y, especialmente, supervisada y apreciativa como bien dices; esta cuestión es fundamental: notar, de hecho, lo que está ocurriendo y haciendo. Estoy de acuerdo contigo, Alejandro, siento mucha irritación cuando veo a gente diciendo “es muy importante agradecer, así que voy a agradecer a las siguientes 10 personas” y lo publican en Facebook y es como ¿eh? “ah, sí, sí porque de esta manera estoy trabajando no sé qué historias” porque agradecimiento es un sentimiento que emerge a partir de una cierta manera de estar midiendo lo que está ocurriendo. Y si mides de tal manera que notas más las expectativas, vas a sentir más agradecimiento, y si mides de una manera que notas menos vas a sentir algo similar al resentimiento.
12. Las competencias complejas van más allá de distinciones conductuales que se van sumando sin más
Vale, es que hay dos cosas que están dando vueltas en mi cabeza desde tu comentario inicial sobre la Psicología Positiva, es una cosa que me irrita un poquito, una de ellas es la, para mí, distorsión del trabajo de McClelland[xiii] que contribuyó a toda la cuestión de gestión por competencias y ese intento de disgregar objetivamente a, por así decirlo, perfiles de trabajo en competencias, competencias en comportamientos… Como si fueran componentes objetivos, ladrillos en un muro, por así decirlo, y, claro, era evidente que aquello no era más que una especie de tabla de reconocimiento para personas que trabajan en recursos humanos o en planificación o que, básicamente, quieren que la vida se haga un poco más sencilla cuando están haciendo trabajos para los que no están muy preparados, que incluyen seres humanos reales, así que, en vez de eso, si los puedes convertir en componentes de cosas, pues mejor. Notablemente, cuando la gestión por competencias mejor funcionaba era cuando se trataba de habilidades más bien mecánicas como fontanería o como electricidad. Sencillez o complejidad relativa a tu experiencia de partida, no como absolutos que se puedan enseñar mediante técnicas o protocolos.
El mindfulness de Kabat-Zinn[xiv], mindfulness para todos, tomado de la tradición zen, la tradición de plantear situaciones paradójicas imposibles, en cierto sentido, para promover un proceso de trascender, donde lo que importa no es la respuesta a un koan del tipo cómo suena aplaudir con una sola mano, sino el proceso de resolver la paradoja, que es lo que facilita los procesos de trascender. Es como si a Colón le hubieran dicho: “cruza el Atlántico y llegarás a Cuba o llegarás a Haití”, no hay exploración ni descubrimiento, lo que hay es un viaje programado, es bastante diferente. Volviendo, otra cuestión parecida a lo de competencias es, por supuesto, la cuestión de Inteligencia Emocional que es un término popularizado por la Psicología Positiva.
Alejandro Iborra: Podemos hablar de una tríada que podríamos cuestionar un poco más: inteligencia emocional, psicología positiva y mindfulness.
Tim Ingarfield: Por lo menos lo que hacen, con muy buenas intenciones todo, y eso es siempre la excusa y por supuesto que tienen buenas intenciones, pero, claro, lo que acaban haciendo es crear bloques de contenido y objetos virtuales en vez de ir por la experiencia real de las personas. Claro, eso lo encuentro a diario, gente que me dice: “Oye, ¿no lo puedes decir de una forma sencilla?”, no es más sencillo lo que quieres, lo que buscas es algo más familiar para ti, que es diferente. Un ejemplo sería cuando una persona me dice “necesito cosas tangibles” y digo: “vale, dame un ejemplo de algo tangible” y me dice: “la cuenta de resultados” y yo le digo: “¿de qué manera es tangible una cuenta de resultados? Es tangible si has estudiado el término, es familiar para ti y lo utilizas mucho y por eso te da esa sensación de tangible”. De una forma parecida muchas personas dicen: “mantenlo sencillo y simple” ¿para quién? Es una cuestión de lo que es familiar para ti, probablemente no lo sería para alguien criado en el campo a mi lado, sencillamente no lo entendería. De hecho, yo encontré en la comunidad agrícola donde me crie gente capaz de enormes elucubraciones porque era gente que pasaba mucho tiempo a solas en el campo y practicaban pensar, practicaban repetir; no entendían, necesariamente, los términos que serían oficiales, pero sí tenían formas de pensar. Me da que hay señales de que estamos terminando, es así ¿verdad?
13. Finalizando
Alejandro Iborra: La cuestión de hablar contigo es que esta conversación podría continuar y continuar y continuar. Un tema lleva al otro y creo que esto es parte del propio valor de conversar, que es algo que se practica muy poco. Parte de la idea de incluir una conversación en cada número es porque queremos practicar el crear algo que no existía hasta que surge en la propia conversación y creo que los tres salimos, ciertamente, algo transformados de esto (que no trastornados [risas]) y eso creo que es una de las cosas interesantes a notar. Yo, por lo menos, tengo muchas ideas que no estaba haciendo tan explícitamente y ahora, cuando vaya a esa clase, voy a ser distinto a como lo hubiera sido si no hubiera tenido esta conversación ¿no?
Así que vamos a dejarlo aquí sobre todo porque todas las conversaciones son interrumpidas y ya la retomaremos en otro momento.
Tim Ingarfield: Por supuesto…
Alejandro Iborra: Pero creo que más que suficiente para los propósitos originales que teníamos, tenemos material de sobra y los lectores estarán interesados en dar sentido a todo lo que hemos estamos hablando. Así que aprovecho, Tim, para agradecerte que hayas aceptado esta invitación a estar aquí con nosotros hablando que, en cierta manera, recoge el hilo de la conversación que tuvimos tú y yo hace unas tres semanas, más o menos. También es un ejemplo de algunas de las cuestiones que planteaba ahí que tratamos de hacer y hacemos aquí. En sí esta conversación es un ejemplo de muchas de las dinámicas que tratamos de llevar a cabo. Así que no sé si quieres decir algo para despedir y cerrar.
Tim Ingarfield: Sí, mira, inevitablemente será un ejemplo de ello y eso me parece fantástico, pero a mí, desde luego, me ha parecido una forma fantástica de pasar una hora o algo así hablando, me ha gustado muchísimo. Sí que me va a afectar a lo que haga, por lo menos, en el resto del día. Ha sido maravilloso encontrar lo que estáis haciendo, también encontrar a Ana Belén, encantado de conocerte que no te conocía antes; muy estimulante e interesante, espero que lo sea para las personas que lo escuchen o lean.
[1] Tim Ingarfield dirige SCT Systemic Consultancy and Training y es Trainer Certificado en PNL (1991), en Terapia y Consultoría Sistémicas y en DBM. Licenciado y máster por la Universidad de Cambridge, cuenta con más de tres décadas de experiencia trabajando a favor del cambio en la educación, la terapia y la dirección y la consultoría empresariales. Impulsor de metodologías de aprendizaje experiencial, desde enfoques constructivistas y sistémicos, ha colaborado en diferentes proyectos formativos con la Universidad de Alcalá, normalmente asociados a la enseñanza de competencias.
[2] Alejandro Iborra Cuéllar es Director del Instituto Universitario de Investigación en Educación y Desarrollo Daisaku Ikeda de la Universidad de Alcalá. Es también profesor Titular de Universidad e imparte docencia en el Departamento de Ciencias de la Educación de dicha Universidad.
[3] Ana Belén García Varela es Subdirectora del Instituto Universitario de Investigación en Educación y Desarrollo Daisaku Ikeda de la Universidad de Alcalá. Además, es profesora Titular de Universidad e imparte docencia en el Departamento de Ciencias de la Educación de dicha Universidad.
Notas
[i] Se refiere a un curso Practitioner en Programación Neurolingüística Remodelada con DBM, un curso presencial intensivo de dos semanas de duración.
[ii] Para profundizar: Hyland, T. (2017). McDonaldizing spirituality: Mindfulness, education, and consumerism. Journal of Transformative Education, 15(4), 334-356. En español, es recomendable la lectura de R. E. Purser (2019). McMindfulness: Cómo el Mindfulness se convirtió en la nueva espiritualidad capitalista. Madrid: Alianza.
[iii] Park, N., Peterson, C. y Seligman, M. E. (2004). Strengths of character and well-being. Journal of social and Clinical Psychology, 23(5), 603-619.
[iv] Filósofo irlandés del s. XVII que escribió Los principios del conocimiento humano (1710). Se dedicó a fundar un pensamiento basado en el inmaterialismo, es decir, inauguró el principio del idealismo “según el cual «el ser» de las cosas es su «ser percibidas», de tal modo que la sustancia no es ya la materia, sino únicamente la sustancia espiritual, de cuya existencia nuestros pensamientos son la prueba irrefutable” (Fernández, T. y Tamaro, E. Biografía de George Berkeley. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/berkeley.htm [fecha de acceso: 30 de octubre de 2021]).
[v] Entrevista disponible en https://youtu.be/kaamIOR6cEc
[vi] Szasz, T. (1992/1972). El segundo pecado. Barcelona: Alcor.
[viii] Master de Docencia Universitaria, impartido en la Universidad de Alcalá y que estuvo vigente desde 2006 hasta 2011.
[ix] Se refiere a este trabajo: Ogden, C. K. y Richards, I. A. (1923). The meaning of meaning: A study of the influence of thought and of the science of symbolism. New York: Harcourt, Brace & World.
[x] Bateson, G. (1972). Pasos hacia una ecología de la mente. Carlos Lohlé.
[xi] Concepto acuñado por el psicólogo ruso Lev Vygostski: distancia entre el nivel de desarrollo efectivo de un alumno o cualquier persona (aquello que es capaz de hacer por sí solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello que sería capaz de hacer con la ayuda de un adulto, un compañero más capaz o cualquier persona o incluso instrumento que actúa como mediador).
[xii] Juego de palabras con la metáfora de no poner el carro delante de los caballos para que funcione. Resalta la importancia de la secuencia constructivista a la hora de enseñar (o cualquier otra acción similar) de empezar por la experiencia y luego organizar, en vez de hacerlo al revés. Sería como dar una solución antes de presentar un problema, dar una respuesta antes de plantear una pregunta, etc.
[xiii] Referencia a este famoso artículo: McClelland, D. W. (1973). Testing for competence rather than for intelligence. American Psychologist, January, 1-14.
[xiv] Uno de los autores que más ha popularizado la práctica e investigación sobre la atención plena o mindfulness. Mencionamos por ejemplo su primer libro Vivir con plenitud las crisis: Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad, Kairós, 2007 (Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness, Delta, 1991) o Mindfulness en la vida cotidiana: Cómo descubrir las claves de la atención plena/Donde quiera que vayas, ahí estás, Paidós Ibérica, 2009 (Wherever You Go, There You Are: Mindfulness Meditation in Everyday Life, Hyperion, 1994).