Crear valor en la universidad como eje inspirador para la transformación social: Ciudadanía global como pedagogía para la esperanza

Por Ana Belén García-Varela1
CUADERNOS DEL INSTITUTO IKEDA · 8


RESUMEN: Este artículo desarrolla las ideas principales que la Dra. Ana Belén García-Varela presentó en el Congreso ECER 2023 (The European Conference on Educational Research) titulado “El valor de la diversidad en la educación y en la investigación educativa”, dentro del panel “Ciudadanía global como pedagogía para la esperanza”, en la Universidad de Glasgow en agosto de 2023. En esta comunicación se profundizó sobre la importancia de la educación en la formación de ciudadanos globales capaces de enfrentar los desafíos contemporáneos. Se destaca la necesidad de adoptar una perspectiva humanista en la formación docente, basada en el diálogo, la responsabilidad y la esperanza. En el artículo se exploran ejemplos concretos de la asignatura Educación para la Felicidad, desde donde se promueve la reflexión y el cambio personal de los estudiantes a través del aprendizaje experiencial y dialógico, que, junto con la inspiración de la experiencia de otros, contribuyen a la construcción de una visión más amplia y esperanzadora del mundo. Como posibles agentes de cambio social, los futuros docentes comprenden en este proceso su misión, impulsados por la esperanza de crear una nueva realidad educativa.

PALABRAS CLAVE: Creación de valor, esperanza, enseñanza universitaria, ciudadanía global, cambio social.


ABSTRACT: This article develops some of the ideas that Dr. Ana Belén García-Varela presented at the ECER 2023 Congress (The European Conference on Educational Research) titled “The Value of Diversity in Education and Educational Research”, within the panel “Global Citizenship as Pedagogy for Hope,” at the University of Glasgow in August 2023. This presentation delved into the importance of education in shaping global citizens capable of facing contemporary challenges. It emphasizes the need to adopt a humanistic perspective in teacher training, based on dialogue, responsibility, and hope. In this article, concrete examples from the subject Education for Happiness are explored, promoting reflection and personal change among students through experiential and dialogic learning, along with drawing inspiration from the experiences of others that contribute to building a broader and more hopeful view of the world. As potential agents of social change, future teachers understand their mission in this process, driven by the hope of creating a new educational reality.

KEYWORDS: Value creation, hope, university education, global citizenship, social change.


1. Introducción

Es innegable que en nuestra sociedad actual existen múltiples retos que afrontar. La pandemia de la COVID-19 nos mostró cómo una circunstancia que tiene lugar en una parte del mundo puede llegar a afectar a otros lugares remotos e incluso a toda la población del planeta. Tal vez un hecho como este pueda ayudarnos a abrir los ojos como sociedad para entender mejor los efectos del cambio climático a nivel general, así como el efecto de conflictos, migraciones forzosas, etc. que están teniendo lugar en diversos lugares del mundo. Es importante hacerse consciente de cómo las futuras generaciones tendrán que lidiar con la falta de recursos naturales, la contaminación, las desigualdades sociales, las guerras y conflictos que representan grandes desafíos ya hoy en día. Como docentes, y como formadores de docentes, necesitamos reflexionar sobre el cauce que la educación debe tomar para dar herramientas que nos permitan afrontar estos desafíos que nos afectan de forma global.

2. El papel de la educación en el cambio social desde la esperanza

Consideramos la educación un instrumento para el cambio social desde la construcción de una ciudadanía global que pueda hacer frente a los futuros retos con esperanza. Desde esta perspectiva, la universidad también debe asumir importantes retos para repensarse más allá de la formación o como fuente de conocimiento, para pasar a ser un contexto de desarrollo de la sabiduría y construcción de valores humanos.

¿Pero de qué hablamos cuándo nos referimos a ciudadanía global?

Daisaku Ikeda define tres características fundamentales de la ciudadanía global (Ikeda, 2010, p.112):

  • La sabiduría para percibir la interconexión de toda vida y existencia
  • El coraje de no temer las diferencias, sino respetar y esforzarse por entender a las personas de diferentes culturas y crecer en el encuentro con ellas
  • La compasión para mantener una empatía imaginativa que se extienda más allá de nuestro entorno inmediato y llegue hasta quienes sufren en lugares lejanos

Desde esta perspectiva de la ciudadanía global, la educación requiere hacernos conscientes de la responsabilidad individual para afrontar retos globales. Se trata de entendernos como seres humanos unidos para construir un mundo pacífico donde sea posible la convivencia de todas las especies. Así, la ciudadanía global se considera crucial en un mundo cada vez más interconectado, donde los desafíos y las soluciones son compartidos por todas las personas, independientemente de su lugar de origen. Desde el ámbito educativo, promover una ciudadanía global activa y comprometida puede contribuir significativamente a la construcción de un mundo más justo, sostenible y pacífico.

Está en nuestras manos transformar la sociedad. Y, para hacerlo, debemos inspirar a las futuras generaciones desde una esperanza que les permita tomar la iniciativa en sus contextos más cercanos.

Siguiendo las palabras de Daisaku Ikeda:

La esperanza, en este sentido, es una decisión. Es la decisión más importante que podemos tomar. La esperanza lo cambia todo, empezando por nuestras vidas. La esperanza es la fuerza que nos permite actuar para hacer realidad nuestros sueños. Tiene el poder de convertir el invierno en verano, la impotencia en creatividad, la agonía en alegría. Mientras tenemos esperanza, no hay nada que no podamos lograr. Cuando poseemos el tesoro de la esperanza, podemos extraer nuestro potencial y fuerza interior. Una persona con esperanza siempre puede avanzar. (Ikeda, 2018, p.5)

Crear esperanza comienza en el cambio de nuestro propio enfoque, desde lo que no podemos hacer hasta lo que realmente sí es posible, y de dejar de culpar a las circunstancias externas para empezar a creer en nuestra capacidad para crear cambios, por pequeños que estos puedan ser. Ikeda llama a esta transformación interna la “revolución humana” (Ikeda, 2003).

Podríamos definir tres áreas desde las que generar un cambio utilizando la afirmación de Ikeda de que “la esperanza es una decisión”, y serían (Inukai & Okamura, 2021):

  • Centrarnos en lo que sí podemos cambiar: Esto supone adoptar una actitud de esperanza y determinación para enfrentar desafíos personales y superar obstáculos, centrándonos en las soluciones en lugar de en los problemas. Este cambio además redundará en el contexto, pues podemos comprometernos en acciones concretas en nuestra comunidad abordando problemas sociales o ambientales, comenzando a generar así un cambio positivo.
  • Fomentar las fortalezas de cada estudiante: Desde la perspectiva de Ikeda esto implica confiar en el potencial de cada individuo, reconocer sus habilidades y talentos únicos. Además, implica proporcionar un entorno de aliento que le permita desarrollar esas fortalezas desde la esperanza y la determinación. En este contexto de aula se podrá formar un sentido de comunidad y colaboración donde los estudiantes se sientan valorados y respetados.
  • Hacer del currículum una oportunidad para abordar la ciudadanía global: Implica integrar en el plan de estudios, competencias, temas y actividades que fomenten la comprensión y den valor a las interconexiones entre las personas y todas las formas de vida. Esto supone incorporar perspectivas interculturales, y minorías que no siempre se tienen en cuenta desde una perspectiva global, para poder comprender la diversidad cultural y la interdependencia de todos los seres humanos y el medio ambiente. Implica incorporar al currículum temas relacionados con el cambio climático, los derechos humanos, la paz y la justicia social, ayudando a los estudiantes a comprender su papel como ciudadanos del mundo. Para ello es necesario promover una conciencia cívica y responsabilidad social, alentando a los estudiantes a tomar medidas a nivel local para abordar desafíos globales que contribuyan al bienestar de la humanidad. En este sentido, las habilidades de pensamiento crítico, el amor compasivo o el ser capaz de tomar la iniciativa son fundamentales para participar de manera activa y responsable en la sociedad. Esto solo es posible desde la conciencia de cultivar valores como el respeto a la dignidad de cualquier forma de vida, la tolerancia, y la solidaridad para construir un mundo más justo y sostenible.

La revolución humana, según la filosofía de Daisaku Ikeda, es un proceso de desarrollo y de transformación interna. Implica cultivar un estado de vida que enfrenta los desafíos como oportunidades para el crecimiento personal y el cambio positivo, en lugar de como obstáculos o contratiempos. De este modo, no es solo un cambio de perspectiva, sino también un cambio de comportamiento hacia las circunstancias de la vida.

De esta forma, la revolución humana enfoca la fuerza vital inherente dentro de cada individuo para generar resultados positivos en uno mismo y también en su contexto. A través de la revolución humana, cada individuo puede manifestar su máximo potencial y contribuir a la mejora de la sociedad. Puede verse, de esta forma, como un camino de autodescubrimiento y transformación, impulsado por un fuerte sentido de propósito y de compromiso con la mejora de la sociedad.

La educación puede ser un camino desde el que, como docentes, iniciar la propia revolución humana a la vez que inspiramos también ese cambio transformacional en nuestros estudiantes. Se trata de adoptar una mentalidad basada en la esperanza de la construcción de un mundo más justo, compartiendo el mensaje de que la esperanza es una decisión y que cada uno puede marcar la diferencia en su contexto.

Basándonos en estas ideas, podemos formular las siguientes preguntas desde la perspectiva del rol docente, que son además las que han inspirado el trabajo que estamos presentando en este artículo:

¿En qué áreas deberían formarse los docentes de las futuras generaciones? ¿Cómo ayudamos a que los estudiantes que serán docentes en el futuro se empoderen para sentirse agentes del cambio educativo? ¿Podemos ayudarles a dar sentido a su formación?

En este artículo se utiliza un ejemplo desarrollado en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá (España) en la formación inicial de docentes de educación infantil y primaria en la asignatura Educación para la Felicidad, como asignatura transversal en su currículum. En ella también se recibe a estudiantes de otros grados, así como a estudiantes de intercambio, lo que enriquece mucho la experiencia y el debate. El objetivo de esta asignatura es que puedan reflexionar sobre el sentido de su vida y el valor de su profesión para la sociedad. En el artículo se citan reflexiones que los estudiantes pusieron por escrito y que han sido analizadas para entender mejor ese proceso transformacional del que se ha estado hablando.

3. Humanismo y educación

En la asignatura Educación para la Felicidad adoptamos una perspectiva humanista basada en la creación de valor y el respeto por la dignidad de todas las personas y el diálogo (Ikeda, 2020), en contraposición al enfoque profesionalizante y transmisivo que se suele desarrollar en muchas de las asignaturas de grado de forma tradicional. Los desafíos mundiales nos muestran la importancia de poder adaptarnos a contextos cambiantes y diversos, así como la interconexión de los sucesos que tienen lugar en diferentes partes del mundo. En este sentido, es necesario desarrollar espacios de aprendizaje transformador en la universidad, donde, además del desarrollo de competencias curriculares, los estudiantes puedan construir su valor humano basados en el diálogo, la responsabilidad, la esperanza, la tolerancia y el respeto.

Para lograr esto, es esencial que reflexionen profundamente sobre cómo pueden crear valor (Makiguchi, 1989) en un aula basados en su propia experiencia, dando sentido a su aprendizaje en un ambiente inclusivo en el que cada uno se sienta valorado y pueda contribuir con sus ideas y habilidades individuales.

En nuestras clases adoptamos enfoques de aprendizaje transformador (Kegan, 2000; Hoggan y Kloubert, 2020) y dialógico (Wegerif et al., 2023) que permiten a los estudiantes explorar y cuestionar sus propias creencias, así como las de los demás. Se trata de aprender a través de la reflexión de la propia experiencia que se vive en el aula, trascendiendo la mera actividad para dar sentido a una construcción más compleja. Esto les brinda la oportunidad de desarrollar una comprensión más profunda de sí mismos y del mundo que les rodea, alentándolos a pensar críticamente y a buscar soluciones creativas a los desafíos reales a los que se enfrentan en su propia vida.

Al fomentar la reflexión sobre la experiencia y la promoción de un diálogo abierto y respetuoso en el aula, los estudiantes aprenden a asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje y a reconocer su capacidad para influir positivamente en su entorno. De esta manera, se empoderan para convertirse en agentes activos de cambio y transformación, tanto dentro como fuera del contexto educativo.

Durante un semestre, con una sesión de tres horas a la semana, se desarrollan de forma dinámica los siguientes temas: qué es la felicidad y cuál es su conexión con el propósito de la educación; valores universales para construir una vida creativa; educación para la creación de valor; diferencias entre conocimiento, aprendizaje y sabiduría; educación para un desarrollo sostenible; el arte en la educación; educación para una ciudadanía global; diversidad, paz y diálogo; creatividad y desarrollo personal; la creación de valor en movimiento; la construcción de un legado para las futuras generaciones. Diversos colaboradores participan en muchas de las sesiones para desarrollar estos temas, así como para compartir su experiencia personal en el desarrollo de una vida personal y profesional creativa en la que crean valor en su contexto.

Figura 1. Aspectos que los estudiantes destacan en sus reflexiones sobre cómo construir su propia felicidad. Fuente: Elaboración propia

Analizamos nuestros datos creando categorías inductivas que surgieron en torno a dos grandes conceptos clave: la felicidad y el aprendizaje. Los datos analizados forman parte del trabajo final individual que hace cada estudiante, en el que reflexiona sobre la asignatura de manera libre, expresando sus propias inquietudes, experiencias y su proceso de aprendizaje. En sus reflexiones sobre la felicidad, resaltaron haber aprendido que la verdadera felicidad se construye al crear valor en nuestras vidas, superando obstáculos, y sugieren que está muy vinculada a las relaciones con otras personas (por ejemplo, cómo nuestra felicidad no puede construirse sobre la infelicidad de otros, o lo importante que es compartir nuestra felicidad con los demás).

Al hablar de lo que consideran que han aprendido de la asignatura, los estudiantes destacaron que se han dado cuenta de que su aprendizaje está estrechamente vinculado a las relaciones que han estado construyendo a lo largo del curso. También reconocen la riqueza que aporta el intercambio cultural, permitiéndoles aprender a escuchar al otro y comprender así nuevos puntos de vista, así como a valorar lo que tenemos en nuestro contexto.  Además, señalaron que han aprendido que enfrentar y superar desafíos durante su proceso de aprendizaje ha sido esencial para que tenga lugar un cambio personal. De esta forma, han aprendido a entender los retos como oportunidades de crecimiento. Además, expresaron un sincero disfrute en el proceso de aprendizaje, subrayando las reflexiones que les han ayudado a trascender y conectar con su propia vida individual. Esta apreciación muestra que se sentían parte comprometida con su aprendizaje, así como que son conscientes de la importancia de dar valor al proceso como una experiencia enriquecedora y transformadora.

Figura 2. Aspectos que los estudiantes destacan en sus reflexiones sobre qué han aprendido en la asignatura. Fuente: Elaboración propia

4. Transformar la sociedad desde la formación docente

A continuación, queremos mostrar con ejemplos concretos cómo los estudiantes se hacen conscientes de su papel como ciudadanos y futuros docentes que asumen que la construcción de la propia felicidad comienza en uno mismo, y cómo desde allí se puede comenzar a transformar la sociedad con esperanza. Debemos tener en cuenta que los estudiantes que cursan esta asignatura se encuentran en los dos últimos cursos de su grado universitario, por lo que es muy interesante pararnos a reflexionar sobre el papel de la formación docente, no solo en el ámbito del desarrollo de técnicas y metodologías, sino también como un elemento de construcción de su identidad docente y cambio personal.

Para que tuviera lugar esa transformación personal, fue muy valioso que los estudiantes conocieran la experiencia de otras personas que se dedican al ámbito educativo, generando conexiones y llegando a conclusiones sobre su propia vida. Como escribió una estudiante:

Las personas que han venido a regalarlos un pedacito de su tiempo y a contarnos un poquito de su vida me han hecho ver, a través de su ejemplo, que la vida cambia y nosotros debemos avanzar con ella. Que probablemente no hayamos ni imaginado lo que nos espera en el futuro.

Con varias ponentes he experimentado esa sensación agridulce de comprobar que lo que sé de la vida no es comparable a lo que es la vida en realidad. Sus vivencias me han ayudado a reflexionar y cambiar algunas de mis ideas. Siempre he pensado que la vida era sota, caballo y rey. Que había que estudiar durante muchos años para después tener un buen trabajo, con un buen sueldo y poder formar una familia. Eso es lo que se vende como normal o lo que se da por hecho que se debe hacer. Pero en esta asignatura he descubierto que eso no es vivir. Que vivir es elegir, decidir y luchar por aquello que nos hace felices, aunque esto conlleve momentos muy duros en los que queramos rendirnos o hacernos preguntas constantes para saber si ese concepto de felicidad que teníamos hace unos meses sigue siendo el mismo. Vivir es disfrutar del camino, aunque tenga piedras. (PRF)

Siguiendo el ejemplo que acabamos de presentar, podemos ver cómo su reflexión nos muestra el valor que da al intercambio intergeneracional y cultural. El contacto con otras personas que comparten sus experiencias de vida ha permitido que la estudiante pueda ampliar su perspectiva y comprender los cambios dinámicos que supone la vida. Compartir, tanto los éxitos como las dificultades, permite enriquecer nuestra visión del mundo de una forma más real. Además, nos da la oportunidad de cuestionar ideas preconcebidas, pues, como reconoce la estudiante, ha cambiado su forma de percibir su propio futuro y poner en duda aspectos de la vida que daba por sentados. Esto subraya la importancia de crear espacios de reflexión donde podamos cuestionar nuestras propias creencias en un ambiente seguro donde los estudiantes sientan que se pueden expresar con libertad.

En su relato vemos cómo abiertamente reconsidera su noción de éxito y felicidad, que reconoce que estaba sujeta a un estereotipo convencional, frente a una nueva perspectiva que genera más incertidumbre, pero da más libertad al individuo que tiene que “decidir y luchar”.  Es necesario destacar que este cambio de perspectiva, que implica un camino más incierto y abierto, no se plantea desde la ansiedad o la inseguridad, sino que expresa que “vivir es disfrutar del camino” a pesar de las dificultades que puedan surgir. Esto nos muestra cómo ha construido una actitud positiva y de gratitud a la vida, valorando cada experiencia como parte fundamental de nuestro proceso de construcción personal.

Por tanto, los aprendizajes no se quedan sujetos a contenidos, ni siquiera a una asignatura en concreto, sino que se conectan con la propia vida trascendiendo los muros de las aulas. Supone así un cambio transformacional que implica una nueva forma de pensar y de entender la realidad. Como reconoce otra estudiante:

Esta asignatura para mí ha significado todo un descubrimiento personal, puesto que me ha hecho replantearme muchas cosas. Al escuchar de primera mano, a través de los ponentes, cómo la vida va cambiando a lo largo del tiempo, he optado por no obsesionarme tanto por el futuro y dejarme fluir, disfrutando el presente. La conclusión esencial que obtengo de esta aventura es que hay una educación diferente que se puede llevar a las aulas convencionales, a la educación tradicional, pero que este cambio debe empezar en nosotros. De cara al futuro me veo recordando lo que nos han contado estas grandes personas y que me servirán para ser mejor maestra y también mejor persona. (PRF)

Es muy relevante cómo los alumnos son capaces de llegar a conclusiones que reconocen que han transformado sus vidas trascendiendo la propia asignatura. En primer lugar, vemos cómo la estudiante pone en valor el momento presente, frente a una postura anterior que reconoce más preocupada por el futuro. Esto sugiere una apreciación más profunda del valor de vivir con plenitud cada momento, siendo más consciente de cómo vamos construyendo ese futuro. Insiste en la importancia de disfrutar el presente y “fluir”, algo que, como plantea la psicología positiva y el concepto de flujo (Csikszentmihalyi, 1990), consiste en alcanzar un estado mental que permita estar conectado plenamente con la actividad que se está desarrollando y disfrutar de ella. En ese proceso de vivir el presente la estudiante se hace consciente de su responsabilidad personal en el proceso de cambio educativo, donde puede surgir ese compromiso con esperanza para ser parte de esa transformación educativa que comienza con el cambio de cada individuo, y con cómo desempeñe en el futuro su rol docente. Asume que es posible trascender los métodos educativos tradicionales, contribuyendo al cambio del sistema educativo desde dentro. Estos planteamientos suponen un posicionamiento activo, desde la esperanza del cambio asumido como una decisión que quiere llevarse a cabo con responsabilidad.

Cuando eres consciente de que el cambio empieza por ti mismo, esto puede hacer que actúes en consecuencia y tomes decisiones de forma responsable. Esto se ha estudiado tradicionalmente en psicología a partir de la teoría de las atribuciones causales (Weiner, 1986). La teoría de Weiner define tres dimensiones de atribución: el locus de control, o cómo la persona atribuye los resultados de sus acciones a factores internos o externos; la estabilidad, o cómo la persona atribuye los resultados como estables o inestables; y la controlabilidad, es decir, si la persona atribuye los resultados como algo que puede controlar o que se escapa de su control. En el ejemplo de esta estudiante podemos ver que está comprendiendo que lo que ocurre en su vida no depende fundamentalmente de factores externos, sino que depende en gran medida de las decisiones conscientes e inconscientes que toma constantemente. De este modo, podemos dejar de culpar a las circunstancias de lo que ocurre a nuestro alrededor y asumir un papel activo desde la responsabilidad y la capacidad de cambiar nuestro contexto.

Siguiendo en la reflexión sobre ese cambio personal, una alumna dice:

Me llevo conmigo la paciencia y la calma ante la determinación que ya he empezado a poner en práctica en mi vida, pues, donde antes esperaba sin actuar enmarañando pensamientos irreales, ahora actúo, y actúo desde el amor, ya no solo hacia los demás, sino hacia mí misma. Me despido de la crueldad y el patrón autodestructivo que tanto me han estancado durante estos últimos tiempos, haciéndome aislarme por completo y empequeñecerme. Hoy sé que haga lo que haga en mi vida tendrá un valor que traspasará mi propósito vital para que, realmente, mi propósito sea la felicidad absoluta y plena hacia mí; a partir de ahí todo surgirá y se transformará por completo mi mundo, esto que depende de mi perspectiva, este que depende únicamente de mis decisiones y de mis actos. (SPP)

De este modo, podemos ver cómo llevar la realidad a las aulas universitarias y ayudar a conectarla con su propia vida permite que el aprendizaje trascienda las paredes del aula y conecte con la propia experiencia personal y vital. Podemos ver un cambio de mentalidad significativa en la actitud ante la vida, al reconocer la estudiante que, mientras que antes se sentía a merced de las circunstancias, ahora se siente comprometida a actuar con determinación desde el amor, tanto hacia los demás como hacia sí misma. Esto sugiere un cambio positivo hacia una mentalidad más proactiva y considerada.

Expresa también una toma de conciencia de patrones autodestructivos y de crueldad que han tenido un impacto negativo en su vida, causando aislamiento y autoinfringiendo dolor. Su reflexión muestra un firme compromiso de abandonar estos patrones y sustituirlos por una postura más compasiva hacia sí misma. Se muestra en camino de un propósito vital y lo conecta con la construcción de una felicidad auténtica (Ikeda, 2020) en relación con la realización personal y el bienestar interior. Así, la estudiante asume su responsabilidad en su propia vida, siendo consciente de cómo a través de su postura y sus acciones puede transformarla y transformar también su entorno. Este empoderamiento sugiere una nueva sensación de control de su vida y de su capacidad para influir positivamente en su contexto, superando patrones aprendidos muy diferentes a esta postura. Con esta reflexión nos muestra un proceso de autoconocimiento y transformación que es posible que redunde en su bienestar emocional y realización personal.

Como vemos, más allá de poder aplicar lo aprendido en una asignatura, se trata de trascender el aprendizaje, de cuestionarse, de transformarse.

Lo que me llevo de esta asignatura es la idea de poder de decisión sobre mi propia vida, además de acompañarlo siempre con relaciones de valor para mí, que sean fructíferas para mi vida y mi persona, olvidando y perdonando las que ya no lo son. Me llevo conmigo la certeza de que cualquier tropiezo en el camino hacia la consecución de tu ikigai (misión) es una oportunidad, que te muestres plena tal y como eres sin limitaciones y miedos ante la aceptación o no aceptación de los demás, y que siempre, siempre haga las cosas a mi manera, porque es mía y porque es única, y eso la hace bella. Ahora comprendo que compararse con los demás es absurdo porque cada uno tiene sus propios ritmos y métodos. (SPP)

En esta reflexión, la estudiante reconoce ser consciente de su poder de decisión sobre su propia vida y de la importancia de tomar decisiones conscientes y alineadas con sus valores y metas personales. Esto refleja un sentido de empoderamiento y autonomía en la búsqueda de su propio camino sin compararse con los demás. La estudiante comprende la belleza de hacer las cosas a su manera, reconociendo la necesidad de respetar sus ritmos personales. Esto supone aprender a mostrarse como se es, sin miedo a los juicios ajenos, a través de la autoaceptación y la valoración de la autenticidad como clave para la felicidad y el bienestar personal. Plantea, de esta forma, un cambio en la perspectiva de las relaciones; frente a compararse con los demás, enfatiza la importancia de cultivar relaciones que agreguen valor a su vida, olvidando y perdonando. Con esta postura, la estudiante muestra su posicionamiento de esperanza hacia el futuro, hacia la consecución de lo que llama su “misión” como oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Esta actitud demuestra una mentalidad resiliente y capacidad de afrontar las dificultades de una forma constructiva.

5. Conclusiones

El análisis de los resultados de esta asignatura revela la capacidad transformadora del conocimiento experiencial y dialógico, así como la influencia positiva que tiene compartir las experiencias de otros en el proceso educativo. Saber que otros han podido salir adelante a pesar de no tenerlo fácil brinda a los alumnos una fuente de esperanza y motivación, demostrando que es posible avanzar a pesar de las dificultades. Este enfoque no solo enriquece su comprensión del mundo, sino que también les proporciona herramientas para enfrentar los desafíos con mayor fortaleza y determinación.

A través de este proceso reflexivo, los estudiantes pueden entender mejor lo que significa ser feliz en la vida, comprendiendo más profundamente el verdadero significado de la felicidad, y no limitándose únicamente en la satisfacción del placer. Comprender su misión como futuros docentes les permite tomar decisiones en su vida de forma más consciente, incluso a encontrar un propósito vital (o al menos intentar buscarlo) facilitando la construcción de metas más alineadas con sus valores.

Como podemos ver, la formación del profesorado emerge como un punto crucial en el desarrollo de un cambio educativo significativo que responda a las demandas de la sociedad contemporánea. Desde el reconocimiento del papel fundamental que desempeñan los futuros docentes en el desarrollo de un futuro más justo y equitativo, es imperativo que abordemos estos aspectos de construcción identitaria desde la formación universitaria. Porque los futuros docentes son quienes, desde la esperanza, pueden generar un compromiso colectivo para construir un mundo más justo (Hall et al., 2021).

Nos inspiramos en la cita de Daisaku Ikeda (2018, p.7) que dice:

En lugar de aceptar pasivamente las cosas tal como son, debemos embarcarnos en el desafío de crear una nueva realidad. Es en este esfuerzo donde se encuentra la verdadera e imperecedera esperanza.

Siguiendo las palabras de Ikeda, el desafío de crear una nueva realidad educativa requiere un compromiso activo de los docentes. En lugar de resignarse ante las dificultades y limitaciones de la realidad educativa, así como las que impone la administración, legislación, etc., es esencial que los educadores adopten una actitud proactiva desde la esperanza, desde donde buscar oportunidades para mejorar e innovar. En este esfuerzo conjunto por construir un futuro mejor, la esperanza se convierte en un poderoso motor que nos impulsa al cambio y nos inspira a perseguir una visión compartida de una sociedad más justa y equitativa.


[1] Ana Belén García Varela es subdirectora del Instituto Universitario de Investigación en Educación y Desarrollo Daisaku Ikeda, en la Universidad de Alcalá. Es también profesora titular de universidad e imparte docencia en el Departamento de Ciencias de la Educación de dicha universidad.


Referencias

Csikszentmihalyi, M. (1990). Flow. Barcelona: Kairós.

Hall, B. y Tandon, R. (2021) (eds.). Socially Responsible Higher Education. International Perspectives on Knowledge Democracy. Boston: Brill Sense.

Hoggan, C. & Kloubert, T. (2020). Transformative learning in theory and practice. Adult Education Quarterly, 70(3), 295-307.

Kegan, R. (2000). What “form” transforms? A constructive-developmental approach to transformative learning. In J. Mezirow (Ed.) Associates, Learning as Transformation (pp. 3- 34). Jossey-Bass.

Ikeda, D. (2003). The human revolution (Abridge, Vols. 1-12). World Tribune Press.

Ikeda, D. (2010). Soka Education: for the happiness of the individual. Middleway Press.

Ikeda, D. (2018). Hope is a decision. Nueva Delhi: Eternal Ganges Press.

Inukai, N. & Okamura, M. (2021). Determining to be hopeful in hopeless times. In Isabel Nuñez & Jason Goulah (eds.) Hope and joy in education. (pp. 10-21). Teachers College Press.

Wegerif. R., Shi, S., Rubio-Jimenez, A., Long, Y., Liu, Q., Chang., C.C. (2023). Dialogic education: Tensions and dilemmas. International Encyclopedia of Education (Fourth Edition), 600-611.

Weiner, B. (1986). An Attributional Theory of Motivation and Emotion. New York: Springer-Verlag.

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